CASTELLÓ. Los precios de la luz y del gas han escalado en los últimos meses a niveles inimaginables. La invasión de Ucrania ha desencadenado una crisis energética que, avisan, solo ha hecho que empezar, y eso que ya es crítica. Las fábricas azulejeras no recuerdan haber topado con una situación parecida. Algunas han cerrado hornos por los precios desorbitados a los que llegan sus facturas, mientras que otras como Azuliber han decidido directamente parar su actividad. El sector coincide en que sin ayudas urgentes será complicado continuar haciendo frente a dicha situación. Pero, ¿cómo viven los artesanos esta inestabilidad?
"Si se tambalea la industria comercial y productiva, nosotros podríamos llegar a cerrar nuestro proyecto", avisa Óscar Carnicer, quien junto a su hermano Jorge llevan seis años trabajando en el taller 'AlcoRa La Ilustre Cerámica', una iniciativa que iniciaron con el firme convencimiento de dar a conocer el esplendor de la cerámica de l'Alcora. Hace dos semanas inauguraban en el Museo Nacional de Cerámica Gongález Martí de València una exposición con más de 500 piezas en homenaje a la vuelta al mundo que Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano dieron hace 500 años cambiando así la historia de la humanidad. Un trabajo "muy difícil y costoso" que arrancaron mucho antes de la pandemia.
"Nuestro taller no vende, se dedica al mundo museístico y a la promoción de obra. Por eso nos afecta lo que ocurra en el sector industrial", explica Carnicer. Sobrevive, en efecto, el taller gracias a la empresa familiar Emigres, que soporta su mecenazgo. Sin fondos propios, si esta quebrase también lo haría su proyecto. "El sector industrial está incluso peor que durante la pandemia y en Castellón, que es una provincia que vive del gas, se espera una tasa de ERTE superior a la nacional. Los empresarios están haciendo sobrevivir las empresas con fondos personales. Es una crisis muy compleja que yo en 29 años no he vivido", reitera Carniser. Aun así, el director de 'AlcoRa La Ilustre Cerámica' no teme que su proyecto pueda desaparecer, ya que su mayor coste no es la energía, sino las horas que los artesanos pasan desarrollando la obra. "Tenemos solo un horno funcionando de tres, pero los artesanos no gastan tanto. Ahora mismo estamos empezando a preparar una gran exposición que debería inaugurase en dos años y medio".