ALICANTE. La herencia de Ramón Sijé y Miguel Hernández se aviva para no dejar que estos sonados escritores mueran en la memoria de la sociedad. La revista El Gallo Crisis, dirigida por Sijé y publicada en 1934 y 1935 en Orihuela cuenta ahora con una segunda reedición. El facsímil se ha presentado hoy en la Casa Bardín en un acto al que han asistido el director del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, José Ferrándiz, el diputado de Cultura de la Diputación de Alicante, César Augusto, y el director de la Fundación Cultural Miguel Hernández, Aitor Larrabide.
La revista ya fue reeditada en 1973 en Orihuela, aunque no de una manera tan completa como la actual. Según desvela José Ferrándiz, director del IAC Juan Gil-Albert, se ha editado con algunas novedades con respecto a la anterior. “Esta vez la revista se reproduce con su tamaño original, también se incluye el suplemento que escribió José María Quílez y, por último, se añade una página que fue censurada parcialmente en la anterior reproducción”, la cual contiene una crítica al intelectual Ernesto Giménez Caballero. La línea editorial de la revista seguía el pensamiento social católico de la época, en concordancia con la ideología de Sijé, quien “deseaba que los católicos vivieran la fe de forma auténtica pero crítica”, según sostiene Aitor Larrabide, director de la Fundación. Larrabide es el autor del prólogo de esta reedición, por constituir una voz “cualificadísima” sobre el poeta oriolano, según considera el diputado César Augusto. Y añade que “Miguel Hernández participó en esta revista con valores conservadores por encima de sus propias ideologías”.
El objetivo de esta reedición es recuperar, a través de los 400 ejemplares que se han impreso, la obra original y “el esfuerzo del Ayuntamiento de Orihuela”, según expresa Augusto, ya que “reeditar esta revista de forma correcta era una asignatura pendiente desde el año 1973”, opina Larrabide. Aunque no obtuvo un gran eco, el director de la fundación considera la revista como “la más importante desde el punto de vista literario de la primera mitad del siglo XX en Orihuela”. Su fama carente se puede apreciar en las 30 suscripciones con las que contaba, en una época en la que “Orihuela registraba 15.000 habitantes”, apunta el director. Y subraya que “no fue una publicación localista, sino de pensamiento y filosófica”, que según Ferrándiz “deseaba tener un intercambio y un debate con otras de contenido intelectual”. Su éxito escaso junto con el cese de la financiación por parte de su mecenas, José María Quílez, obligó a cancelar la revista, poco antes de la muerte de su director en diciembre de 1935.