BENIDORM. El Hotel Internacional lleva en pleno centro de Benidorm desde los años 60. Vicente López Sierra lo fundó en 1969, cuando el boom turístico se instalaba en la ciudad. Pasó de la Residencia Mior que ofrecía comidas, a un establecimiento hotelero típico del momento. La familia del fundador ha mantenido la propiedad desde entonces, aunque desde los años 80 la gestión la ha tenido en régimen de alquiler con diferentes empresas, una de las más reconocidas fue RH, que salió de la explotación hace 10 años. 

En 2020, y después de unos meses soportando lo peor de la pandemia, la mercantil que lo tenía se fue. Momento en el que la familia decidió retomar las riendas de su actividad y elaborar un plan de reforma que se alargará hasta 2025 y una previsión de un millón de euros. Laura López Corell es una de las hijas del fundador. Ahora, junto a sus hermanas y su hijo, Juan Pablo Ordovás, se han metido de lleno en el mundo turístico con la intención de introducir en el propio diseño del hotel el concepto "internacional" que lleva por nombre y dejar atrás el deterioro que vieron una vez asumieron la gestión. 

El plan de reforma se inició en invierno de 2021 y se ha alargado hasta el último día de marzo. Ahora quedan los últimos retoques pendientes por los retrasos en los pedidos debido a la huelga de transportistas, lo que no impide su normal funcionamiento con los primeros clientes. El objetivo era centrarse en las 42 habitaciones, incluidos los baños. Cada una de las seis plantas está destinada a una área geográfica diferente: europea, asiática, africana, americano, oriente y nórdico. La cultura y ambiente de todas ellas las evoca la nueva decoración de los dormitorios, según explica la propia Amaia Iraola, de Trazos d'interiors, compañía que ha llevado el nuevo diseño. El presupuesto se ha ido ajustando a las necesidades. Como cualquier edificio con historia, han ido surgiendo problemas en el interior de la estructura y las instalaciones que se han tenido que ir reparando.

Ordovás explica que quieren tematizar el hotel para buscar la diferenciación con el resto de alojamientos y convertirlo en un hotel boutique capaz de crear más de 15 puestos de trabajos fijos durante todo el año. La intención es consolidarse en el sector de dos y tres estrellas, sin salir de esta categoría, que defienden, tiene su público fiel y las ofertas cada vez son más reducidas por la subida de estrellas que están experimentando debido a las grandes inversiones de las cadenas más potentes.