ALICANTE. El hoy llamado Pantano de Tibi fue construido a finales del siglo XVI en dos etapas: una primera, entre el 18 de julio de 1580 y el 10 de noviembre de 1581; y la segunda y definitiva, entre las postrimerías de 1590 y 1595. En la primera de ellas, en la administración de las obras tuvo un especial protagonismo el consell (ayuntamiento) de Alicante, mientras que en la segunda la intervención del monarca Felipe II será mucho más intensa. En este artículo vamos a compartir algunos datos referidos a la primera etapa y, en concreto, al periodo comprendido entre los días 1 de mayo al 17 de junio de 1580, durante el cual Pedro Izquierdo, "vezino de la universidad de Muchamiel, maestro de molinos" y autor intelectual de la traza de la presa, trabajó a pie de obra desempeñando el puesto de segundo bastimentero, es decir, suministrando la vitualla a la gente que trabajaba en las obras.
Comencemos dando unas pinceladas sobre cómo se llevó a cabo la ejecución de las obras en esta primera etapa y cómo se financiaron. El punto de partida fue la celebración del consell general de 7 de agosto de 1579, una importante asamblea a la que concurrieron representantes de la ciudad de Alicante y de los lugares de su huerta: Mutxamel, Sant Joan y Benimagrell. En ella se acordó adquirir unos terrenos situados en l’estret de Tibi, con la finalidad de construir en ellos una presa que, cerrando dicho estrecho natural, diera lugar a un gran embalse. Dichos terrenos habían sido señalados como idóneos por el propio Pedro Izquierdo y eran propiedad don Pedro Maza de Carroz, marqués de Terranova y titular del señorío de la baronía de Castalla, Onil y Tibi. Unos días después, el 12 de agosto y en escritura autorizada en Castalla por el notario Esteban Corbí, el marqués otorgó licencia a la ciudad de Alicante "para hacer un estanque en el estrecho de Tibi para recoger agua pluvial".
El siguiente paso fue solicitar permiso a la Corona -a través del Duque de Nájera, Virrey y capitán general en el Reino de Valencia-, para poder financiar las obras tomando dinero a censo (16.000 ducados entre julio de 1580 y abril de 1581) e imponiendo sisas sobre productos de primera necesidad. Las sisas suponían un fuerte gravamen para la economía de las clases sociales más desfavorecidas. En este caso, el 29 de mayo de 1580, el consell de Alicante acordó imponer una primera sisa en la harina que se amasaba en la panadería de la ciudad, a razón de 1 sueldo por arroba de harina. Posteriormente y ante el creciente importe de los gastos que generaba la obra de la presa, el 4 de febrero de 1581, se acordó imponer una nueva sisa, en este caso sobre la carne y en cuantía de 2 dineros por libra de carne. Unos años después, en 1586, Gerónimo del Valle, que acudió a Alicante comisionado por Felipe II para examinar las cuentas de la construcción del pantano, puso de manifiesto que "las imposiciones puestas para el pantano solo las pagan los pobres".