ALICANTE.- Los empresarios, especialmente los de más éxito, han sido claves en las últimas décadas para forzar decisiones políticas que, por sí mismas, quizá no se habrían tomado. Las patronales, además de ejercer su función constitucional como agentes sociales, han intentado ser (y a menudo lo han conseguido) auténticos lobbys en defensa de los intereses económicos de sus territorios, como ha sucedido en Alicante en el caso de la A-31, las ampliaciones del puerto y el aeropuerto, el AVE a Madrid o la política hídrica (en este último caso, es cierto, sin demasiado éxito).
Desde este punto de vista, no se puede negar que la situación que atraviesa el mapa patronal en la provincia representa un problema: el de la pérdida de influencia. Las dos organizaciones de referencia,COEPA y la Cámara de Comercio, arrastran ya varios años demasiado ocupadas en resolver sus problemas internos (que no son asunto baladí, precisamente) como para poder dedicarse a la reivindicación ante los poderes públicos con la intensidad necesaria.
Especialmente en el caso de COEPA, cuya continuidad está más que en entredicho, mientras la Cámara parece haber superado el traumático proceso de readaptación a los nuevos tiempos. El pecado original de la patronal alicantina (como el de tantas otras) fue el de crecer de forma «artificial» en los buenos tiempos a base de subvenciones que debieron ser finalistas, y que ahora se han esfumado. De los ochenta empleados que llegó a tener en nómina, apenas quedan hoy dos. Su sede, alquilada precisamente a la Cámara, vendida a un inversor ruso. Y el centro de oficios(concebido para una función formativa que probablemente no debería haberse asumido nunca) pesa como una losa en el futuro de la organización.
Relevo generacional
El centro de oficios es el principal motivo del concurso de acreedores en el que se halla inmersa la patronal, y que podría culminar en noviembre con su liquidación. COEPA adeuda 3,9 millones al IVF entre el aval para construirlo y los intereses, y otros 1,1 millones al Servef, por las subvenciones para los cursos que debían haberse impartido en la instalación. Junto al resto de deudas a Cierval y proveedores, la patronal tiene que devolver unos seis millones de euros. Una cantidad imposible. O hay una quita del 95%, o COEPA está condenada a desaparecer. Para colmo, la Generalitat ha llevado a la Fiscalía una presunta doble facturación con la que la patronal justificó la recepción del aval delIVF y de las ayudas del Servef.
Y no faltan voces que apuestan precisamente por la desaparición de la patronal como el mal menor, para poder refundarla desde cero sin hipotecas. Sin ir más lejos, Cristóbal Navarro, presidente de Cepyme. Una de las organizaciones empresariales, expulsada de COEPA por las cuitas pasadas,que sí funciona en la provincia, aunque sin el altavoz de la patronal. Cepymese ha convertido en el enfantterrible que alza la voz sistemáticamente y de forma especialmente cruda, lo que le ha valido no pocas animadversiones en la esfera política.
Cristóbal Navarro, Moisés Jiménez y Francisco Gómez en una asamblea de COEPA. APEl proceso hacia la nueva COEPA, si es que llega, avanza en paralelo al debate sobre el necesario relevo generacional en los líderes empresariales. Un relevo en el que los que aspiran a encabezar la nueva patronal esperan agazapados, mientras desde la Generalitat se trata de influir en la designación del futuro presidente. Uno de los nombres que ha sonado es el de Adolfo Utor, presidente de Baleària, pero no es el único que, al parecer, tiene en mente el presidente Ximo Puig. Lo que parece claro es que el actual presidente, Francisco Gómez (al frente a su vez de otra organización existosa, la Asociación de la Empresa Familiar), no seguirá más allá del concurso de acreedores, que debe resolverse en un sentido u otro en noviembre. Mientras, unos y otros buscan un mirlo blanco que borre el pasado reciente de una patronal acostumbrada a devorar a sus presidentes.
La «nueva» Cámara
En cambio, la Cámara de Comercio, cuya presidencia (ahora ocupada de forma interina por Juan Bautista Riera tras la salida de José Enrique Garrigós) también será objeto de deseo cuando llegue el momento, se ha reinventado con un perfil bajo y la captación de fondos europeos finalistas para prestar servicios de asesoramiento y formación a sus socios. La institución ha logrado alcanzar el equilibrio financiero gracias a un cambio drástico en su estrategia: captar fondos de la Unión Europea y organizar su actividad en función de la llegada o no de dichos fondos, y especializarse en la realización de estudios por encargo, no solo para empresas sino también para instituciones.
Y en este contexto, el Instituto de Estudios Económicos de Alicante, Ineca (fundado en su día por un expresidente de COEPA, Joaquín Rocamora, y hoy bajo la batuta de Perfecto Palacio) ha asumido el rol de lobby que han abandonado el resto de organizaciones. Un papel que sustenta sobre todo en su prolífica actividad de elaboración de estudios e informes, con los que justifica su reivindicación de la necesidad de una mayor atención a las necesidades de la provincia por parte de los poderes públicos.
Hosbec y Fempa: Los que sí influyen
ALICANTE.- Que la confederación empresarial no tenga ahora una capacidad real de defender los intereses de sus afiliados no significa que las organizaciones que la integran tampoco la tengan. La patronal hotelera deBenidorm, Hosbec, es el ejemplo paradigmático. La asociación que preside Toni Mayor es una de las más influyentes en una Comunitat con un 14% del PIB vinculado al sector. No hay debate en torno a la política turística en el que no se tenga que escuchar su voz. Otro tanto podría decirse de la patronal del metal, Fempa (otro de los socios «incómodos» de COEPA en el pasado). En su caso, más volcada en el apoyo a los empresarios y la innovación que en el debate político, y con una estructura y un funcionamiento mucho más profesionalizados.