ALICANTE. El entorno de la Muralla Roja de Calp viene siendo, desde hace unos años, el escenario perfecto para las campañas publicitarias de marcas y empresas de muy diversos sectores. La belleza de sus alrededores costeros y esas líneas arquitectónicas tan singulares —obra del arquitecto Ricardo Bofill—, la han convertido en todo un icono para su ciudad, pero también para la provincia y para la Comunitat Valenciana. De hecho, quizá sea el edificio más instagrameado de España, sobre todo en verano, cuando la Costa Blanca se ve abarrotada por propios y extraños. 

A lo mejor ha sido precisamente eso lo que ha conseguido que adquiera tanto protagonismo en estos momentos, pese a permanecer impertérrita, en el mismo lugar, desde hace casi medio siglo. Y es que, ese conjunto de edificios que se erigen como una enorme fortaleza, es el rojizo objeto de deseo de algunas de las mentes más creativas del país. Siempre ha estado ahí, pero es ahora cuando publicistas y creadores ponen el foco en sus muros y en la infinidad de características que ofrecen sus distintas perspectivas y ángulos.

Quienes antes se fijaron en ella fueron las empresas del sector textil —a través de las agencias de publicidad— con campañas para Zara Home, Delpozo o Reebok. Después, fue El Corte Inglés quien se introdujo entre sus laberínticos muros. La fiebre por la Muralla Roja de Calp ya sería inevitable y, tras ser el objetivo de las marcas, vendrían después miles y miles de instagramers, lo que ha ido alimentando esta fiebre sin parar. Pero lo extraño es que siempre ha sido un mero escenario para que algo ajeno luciera dentro de ella. Bien podían ser los muchos productos que allí se han fotografiado o grabado, como bien podían ser los personajes que se hacían instantáneas para el recuerdo en esas paredes rojas y azules.