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La fábrica de los negocios

  • Santiago Ambit (centro) junto a Diego García y Javier García (RAFA MOLINA).
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ELCHE. La evolución de Elche como ciudad está ligada a la actividad económica, a la capacidad de sus trabajadores y al ingenio de sus industriales, esos seres con un código genético especial que han sido los motores del cambio. El tránsito de la agricultura y la artesanía hacia la industria, primero de la alpargata y luego del cuero, vino de la mano del calzado. En la década de los sesenta y setenta el sector transformó el urbanismo, economía y población de la ciudad construyendo los cimientos de la metrópolis que es hoy en día.

Cuando a principios de siglo estalló una nueva crisis para el calzado, que esta vez era fruto de la globalización y de la amenaza que llegaba desde el Extremo Oriente, la ciudad se tuvo que reconvertir y gracias a la idiosincrasia de sus emprendedores, el sector desarrolló un nuevo modelo basado en diseño y marca y se avanzó hacia un equilibrio productivo con el auge del sector servicios y de empresas industriales pertenecientes a otros sectores.

Con esta estructura se ha llegado al siglo XXI donde ha aparecido una nueva generación de emprendedores que mantienen en su ADN la esencia de los industriales del calzado y añaden conocimiento, ciencia y nuevas tecnologías.

Los números del cambio

Para el concejal de Promoción Económica y Empleo de Elche, Héctor Díez, la diversificación económica propiciada por los servicios y las empresas industriales que no son del calzado, viene de la mano del aumento de la superficie comercial y Elche Parque Empresarial.

«La piedra angular de estos 20 años de desarrollo en la ciudad ha sido Elche Parque Empresarial, un centro de negocios de referencia que es el motor de la ciudad con más de 500 empresas implantadas y cerca de 15.000 trabajadores». 

En cuanto al modelo de servicios, Díez precisa que «hemos pasado de tener una ciudad basada única y exclusivamente en el pequeño comercio y un hipermercado, a contar con tres zonas comerciales muy importantes junto a la oferta comercial, de hostelería y ocio de la zona centro».

Ese cambio hacia un modelo más proporcionado se refleja en las cifras de empresas. La ciudad ha mejorado su oferta comercial y en poco más de una década ha aumentado sus trabajadores en 7.300. 

En la actualidad, de las 9.230 empresas registradas en Elche, el mayor número de ellas pertenecen al comercio mayorista y minorista con 2.550 empresas y representan el 27,6 % del total, según recoge el informe municipal de empresa 2016. 

El Parque Científico de la UMH es la sede de una nueva industria tecnológica (RAFA MOLINA).

La industria cuenta con 1.417 compañías y, dentro de ellas, el cuero y calzado (862) representan el 60,8% del total de empresas industriales. En orden de importancia, continúa la hostelería con 857 empresas y la construcción que cuenta con 622 empresas y ofrece signos de mejora en los últimos años.  

En términos económicos, el calzado y su industria auxiliar constituyen prácticamente el 50% de la riqueza de Elche como ciudad y el 50% de la aportación ilicitana a la provincia y Comunitat Valenciana, tal y como indica el presidente del CEEI (Centro Europeo de Empresas e Innovación de Elche), Enrique Martín.

Este sector, en palabras de Martín, ha dejado muy atrás el concepto de «manufactura, que competía por volumen y precio con mano de obra barata, y se ha convertido en una industria más sofisticada que ha añadido mucho valor en términos de recursos humanos, que ahora compite por diseño, marca e innovación tecnológica y que está empezando a ser dueña de sus propios canales de distribución».

Proyección económica

Frente a la radiografía actual de la economía local, el presidente del CEEI plantea una serie de retos que se han de asumir para promover el futuro crecimiento economómico porque «la ciudad tiene unas dinámicas económicas que hasta cierto punto pueden haber llegado a un límite».

«Es muy dfícil pensar que en los próximos 10 años van a salir fenómenos como Mustang, Pikolinos o como Panama Jack en un mercado tan saturado como el del calzado. Si Elche quiere triunfar, debe de hacerlo con empresas, tal vez menores en tamaño, pero que se dirijan a nichos con oferta de diseño, moda y marca que sea claramente desafiante y rompa esquemas porque más allá de esa oferta, el recorrido del calzado local será constante pero lento». 

Pero sin duda, lo que para Martín es más importante y va a marcar la diferencia entre el éxito y fracaso de la ciudad en los próximos 30 años es «la capacidad de entender que los ilicitanos ya no pueden vivir librados a sus propias fuerzas sino que es necesario que Elche tenga voz para defender la inversión en infraestructuras que garantice nuestro desarrollo». 

«Esa presunción de que no me importa nada y que solo con mis manos y mi esfuerzo lo puedo conseguir ya no es posible en un entorno global y competitivo».  Otro de los retos que apunta Martín para la proyección económica de la ciudad es la necesidad de crecer en otros sectores como la agroindustria; la oferta turística de nicho, cultural, de paisajes, de calidad de vida; y el emprendimiento ligado a la innovación.

Esa industria del conocimiento, ya está dando sus frutos y está contribuyendo a la diversificación económica para que el patrón de crecimiento sea más equilibrado.

Raúl Verdú, director de tecnología y cofundador de PLD Space (RAFA MOLINA)

Innovación made in Elche

La mezcla de innovación, talento, conocimiento, preparación y ese gen emprendedor que caracteriza a los ilicitanos ha dado como resultado el nacimiento de una nueva industria tecnológica y la creación de negocios que apuntan al éxito.

Es el caso de dos empresas afincadas en el Parque Científico de la UMH: la startup WeOn Glasses, que ha creado las primeras gafas con botón selfie y la empresa ilicitana del sector espacial PLD Space.

PLD Space es una empresa pionera en España en el desarrollo y ensayo de motores cohete para ofrecer servicios de lanzamiento al espacio para pequeños satélites.

En el horizonte de esta empresa, según indica su director de tecnología y cofundador, Raúl Verdú, hay dos años clave: 2018 y 2020, años en los que prevén lanzar sus cohetes ARION 1 y ARION 2.

El primero es un cohete suborbital que se utiliza para fines o científicos o de validar tecnología y que permitirá estar en el espacio entre 7 y 10 minutos. El segundo es una evolución del primero, es un cohete orbital que llevará satélites al espacio para cumplir las misiones típicas de observación terrestre, meteorología, telecomunicaciones o investigación científica; entre otros. 

Para afrontar este desafío, PLD Space tiene que asumir otro reto que no es tecnológico, que es humano y que en palabras de Verdú es igual o más dificultoso. La empresa pasará en unos meses de 6 trabajadores a una plantilla de unas 30 personas.

De momento, PLD Space ha desarrollado el motor del cohete y están de nuevo capitalizando la compañía para llevar a cabo el desarrollo de todo el lanzador. Ya tienen concedidos proyectos de la mano del Gobierno de España, a través del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial), un préstamo de ENISA (Empresa Nacional de Innovación SA) y además el Gobierno de Aragón les ha aprobado a través de la Sociedad para la Promoción y Desarrollo Empresarial de Teruel (SUMA Teruel) un préstamo de 1 millón de euros que se añade al apoyo que ya recibió en el año 2014 para instalarse en el Aeropuerto de Teruel donde construyeron el primer banco de ensayos privado de motores cohete de combustible líquido de Europa.

Con todo ello, el cofundador de la empresa espera cerrar una primera ronda de inversión de más de 2 millones de euros en los próximos meses y ejecutar inversiones con la mirada puesta en poner el cohete en la rampa de lanzamiento.

Los creadores de Weon Glasses (RAFA MOLINA)

Por otra parte, en WeOn Glasses están ultimando otro lanzamiento, aunque en este caso es al mercado.  Se trata de las WeOn Selfies, las primeras gafas de sol para hacernos un selfie con ellas y que son made in Elche. Estas gafas tienen un botón bluetooth en una de sus esquinas y al pulsarlo se activa la cámara del móvil para hacer un selfie con las gafas puestas. Son gafas de sol con mucha moda, tienen 30 modelos diferentes y cuestan 39 euros.

El director gerente y cofundador, Santiago Ambit, anuncia que estas gafas ya estarán a la venta online en octubre y a partir de Navidad se podrán comprar en tiendas de electrónica y ópticas. 

Estas gafas no son las únicas que han creado porque previamente salieron al mercado las WeOn Glasses, las primeras gafas inteligentes, ópticas o de sol, que interactúan con el móvil o la tablet. 

Son más complejas, cuestan 129 euros e incluye varias funciones. Se puede controlar el móvil a distancia para el volumen y activar la grabadora o la cámara; también tiene un sistema de aviso de notificaciones de llamadas o redes sociales a través de un led interior que lleva en la patilla de las gafas; un localizador de las gafas a través del móvil o a la inversa y una función más estética que cambia el color del logo.

Esta idea, que surgió tras una conversación en un bar hablando de tecnología, no es la única que ha desarrollado Santiago Ambit. Este ilicitano, de 31 años, inquieto y con talento lleva inventando cosas desde los quince años. «Siempre ha estado en mi ADN, me ha gustado cacharrear y hacer inventillos. Antes  aburría a amigos y familiares y un día dejé de aburrilos a ellos y decidí aburrir a jurados porque quería hacer realidad esos proyectos».

El primer invento con el que ganó premios fue con una planta que hablaba. Este invento consistía en recoger con sensores los valores que arrojaban las plantas en función de la humedad, temperatura, calor y presión para traducir esos valores numéricos en un lenguaje que indicaba las necesidades de las plantas: si hace falta agua o si el fruto está para recoger. 

Otras cosas curiosas creadas por Santiago Ambit son unos zapatos para invidentes, una cafetera que se conecta con el Iphone o un cubo de basura que recambia las bolsas automáticamente.

Los concursos de ideas le funcionaron bien y en poco tiempo ganó seis premios con iniciativas distintas. El momento cumbre fue en el año 2006 cuando Santiago Ambit ganó el premio al Mejor Joven Creativo Internacional en una gala en la que compartió escenario con Phillipe Starck (prestigioso diseñador industrial francés), Norman Foster (el arquitécto británico), Guy Laliberté (fundador del Circo del Sol) y los creadores de Google.

A partir de ahí, Ambit decidió formarse en el mundo de la empresa porque desde que tenía 18 años quería ser empresario pero «no me veía capaz de gestionar un equipo, presupuesto…». «Entonces me presenté a los premios, los gané, trabajé en empresas, vi como trabajaban desde dentro, creé empresas para una tercera y cuando llegó el momento, me lancé a poner en marcha mi empresa», añade.

Precisamente, ese código genético especial que tienen los ilicitanos para asumir riesgos, vivir con incertidumbre y emprender es el que ha propiciado, en gran medida, el crecimiento de la industria ilicitana y la evolución de la ciudad.

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