ALICANTE. Si hay una taberna alicantina que en poco tiempo se ha alzado como uno de los máximos referentes del tapeo en la ‘terreta’ esa es Chico Calla. Los pocos que todavía no conozcan uno de sus establecimientos, solo con el nombre podrán intuir lo que encontrarán en la mesa: proximidad y autenticidad. Luego, la cuenta hará el resto para conquistarles porque, con una sorprendente relación calidad-precio, se meten en el bolsillo al comensal al final de la experiencia. Clientes que, por otro lado, habrán acudido en busca de un lugar en el que comer o cenar de forma distendida y animada... y estarán en lo cierto.
Esa mezcla perfecta es la que llevó al éxito al primer establecimiento que Fernando Vidal y Francisco Candela abrieron en el año 2013 en la calle San Francisco de Alicante. Fernando, de hecho, pertenece a una nueva generación de la familia que gestionó la sala de conciertos Gallo Rojo, en El Campello, donde llegaron a actuar artistas de la talla de Julio Iglesias, Imperio Argentina, Jorge Mistral o Carmen Sevilla. Un mítico lugar al que hace constantes referencias en sus restaurantes —tanto en el local como en la carta, incluso en su propio logotipo—, con ese toque de romanticismo que propicia que pronto se identifiquen con el sitio tanto los más jóvenes como aquellos que conocieron la sala. Juego que bromas y referencias que, aunque pueda parecer irrisorio, después genera en la mesa bonitas conversaciones en las que revivir momentos o aprender curiosidades.