ALICANTE. Si ya de por sí es una institución poco dada al lucimiento político y embarrada desde que no hay mayoría absoluta, la sesión plenaria de junio de 2018 de la Diputación de Alicante pasará a los anales de la historia como la que todos los grupos políticos dieron muestras de estar en precampaña electoral, cuando todavía faltan 11 meses para las elecciones locales de 2019, las que deben renovar el mandato de la actual corporación que preside César Sánchez. Las rotondas de Calp, de las que aprobaron un sobrecoste con la ausencia del propio Sánchez, alcalde del municipio; las polémicas ayudas nominativas y la despedida de Miguel Zaragoza centraron un pleno lleno reproches y acusaciones, que vinieron a confirmar la reorganización del bloque de la izquierda frente al PP con el respaldo de Fernando Sepulcre. Y si a los populares les quedaba la garantía de contar con el apoyo puntual del grupo de José Chulvi a un posible plan de inversiones, la sesión de este miércoles les ha distanciado.
El pleno ha sido un culmen de todo lo que viene sucediendo con las ayudas nominativas, o a la carta, durante los últimos meses. A cada aprobación de una modificación de crédito -se han aprobado una de 148.000 euros para las rotondas de Calp y otra de 900.000 euros para Torrevieja- el clima de crispación ha ido in crescendo, además con el añadido de la polémica ausencia de César Sánchez en el pleno bajo la excusa de que estaba atrapado en un atasco, algo que sólo el PP le ha dado credibilidad.
Durante el debate sobre las ayudas, los portavoces de PP, Compromís, PSPV y Esquerra Unida protagonizaron reproches muy duros. Sobre todo, entre el portavoz adjunto de Compromís, José Manuel Penalva, y el portavoz del PP, Carlos Castillo. Los valencianistas insistiendo en las posibles anomalías que puedan generar la aprobación de las ayudas nominativas y el PP replicando que ese modelo Compromís y PSPV sí que lo aplican en la Diputación de Valencia. Castillo habló de suicidio político de Compromís, de haberse quedado solos en la defensa de su propuesta frente al resto de grupos, que sí defiende las ayudas a la carta y dejó entrever, una vez más, que el TSJ podría levantar la suspensión cautelar que pesa sobre una de esas ayudas, como la de Busot, y de esta manera, se podría desbloquear la aprobación de todo el paquetes de ayudas.
Ante este intercambio de golpes, PSPV, Compromís y EU recuperaron su alianza de antaño y llegaron a pergeñar la posibilidad de presentar una propuesta conjunta para las inversiones, aunque estuviera condenada al fracaso por no disponer de los votos suficientes. La izquierda suma 15 votos frente a los 16 del PP y el tránsfuga Fernando Sepulcre.