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Por qué interesa que los emprendedores patenten

  • Alberto Diaz BeAble Capital.

VALÈNCIA. Proteger la propiedad intelectual e industrial es fundamental para una startup. Según datos de la Oficina Europea de Patentes (OEP), las startups que disponen de protección industrial tienen hasta 10 veces más de posibilidades de conseguir financiación. Normal que así sea teniendo en cuenta que la posesión de una patente demuestra que la idea o el producto es original y que se ha invertido tiempo y dinero en ella. Esto genera confianza en los inversores y supone una revalorización de la organización de cara a nuevas rondas de financiación.

La Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) define la patente como un “derecho exclusivo que se concede sobre una invención”. En términos generales, la patente faculta al titular a explotarla o decidir si la invención puede ser utilizada por terceros y bajo qué condiciones. Por otro lado, el hecho de no patentar implica el riesgo de que otras empresas de la competencia se apropien de la idea o producto y se atribuyan los derechos de propiedad industrial que no hay que confundir con los derechos de autor.

Obligación de registrar

Aunque ambos conceptos queden enmarcados dentro de la propiedad intelectual, mientras que la patente se relaciona con la propiedad industrial, que incluye desde las invenciones técnicas o funcionales hasta las marcas, los dibujos, los modelos industriales y las denominaciones de origen; los derechos de autor se adquieren de forma sistemática desde el momento en el que se crea una obra original por lo que no es necesario ni obligatorio su registro, algo que sí se exige para disponer de una patente.

 

Asimismo, la concesión de una patente genera un derecho territorial y temporal limitados según se tramite una solicitud nacional, en la Unión Europea o internacional y el tipo de activo. La vigencia media de la misma es de 20 años, 10 menos en España cuando hablamos de modelo de utilidad, para invenciones de rango inferior.

La Patente Unitaria

Conseguir una patente europea supone un proceso más largo. Hasta 2023, el hecho de conseguir la aprobación de una patente europea, no se hacía extensivo automáticamente a todos los países integrantes UE. Había que ir país por país para validar la protección y pagar las cuotas correspondientes. Esto era antes de que la Comisión Europea aprobase la Patente Unitaria la cual proporciona una protección de patente uniforme en los países miembros de la UE inscritos en el Convenio de Concesión de Patentes Europeas mediante un único trámite y pago a través de la OEP.

El problema es que no todos los países de la UE han suscrito el referido convenio, entre ellos España por dejar fuera de ese mercado único de patentes el español como idioma oficial para cumplimentar los documentos requeridos, los cuales se emiten exclusivamente en alemán, francés e inglés. No obstante el hecho de que España, como país, no participe del sistema de cobertura, no imposibilita que un español pueda proteger sus invenciones de manera unitaria en los 18 países adheridos al convenio.

Cuándo puede interesar

Pero tampoco hay que volverse loco con patentar, un trámite de por sí caro y tedioso. A juicio de María José de Concepción Sánchez, directora del Departamento de Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) “no hace falta patentarlo todo”, solo cuando ello encaje dentro del plan estratégico de la compañía.

 

Cuando se dispone de una invención nueva y con aplicación industrial de alto potencial; cuando se tiene intención de internacionalizar la empresa; cuando existe la posibilidad de protagonizar un exit o cuando, como se ha dicho ya, se anda en busca de financiación son circunstancias que podrían hacer recomendable la solicitud de patente porque el beneficio esperado supera al esfuerzo requerido. Si no tienes claro ninguno de estos supuestos, mejor esperar.

 

Sin embargo, Estefanía Asensio Vecchio, abogada especializada en propiedad intelectual e industrial en el despacho de Metricson dice que ella “recomendaría proteger cualquier creación que tenga valor comercial o estratégico para evitar un uso no autorizado y asegurar exclusividad en el mercado, dado que esto conlleva un incremento en el valor de la empresa y en su competitividad”.

 

Otro factor que han de tener en cuenta los que se animen a patentar es la disponibilidad de recursos. La concesión de una patente sirve como prueba de protección ante un litigio, pero no te libra de ellos. La defensa de las patentes es difícil y costosa, especialmente en otros países, lo que desincentiva en muchas ocasiones la protección de la tecnología ante el posible uso inadecuado por terceros.

 

¿Quién patenta en España?

El último Índice de Patentes publicado por la OEP con datos de 2024 elevaba a 2.192 el número de solicitudes de patentes europeas de origen español frente a un total de 199.264 solicitudes recibidas en dicho organismo. Las empresas e inventores nacionales presentaron un 3% más de solicitudes europeas en ese año y en la última década han registrado el mayor aumento de solicitudes anuales de entre los países más activos de la OEP. Desde 2015, la tasa de crecimiento ha alcanzado el 44%, lo que reflejaría la apuesta por la innovación y el desarrollo tecnológico. 

Entre los organismos públicos, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es el mayor demandante de patentes en España, seguido de las universidades y otros centros públicos de investigación. En el ámbito privado, la lista la encabezaba Amadeus, seguida de la Fundación Tecnalia Research & Innovation y Telefónica.

La clave, sin embargo, no está en ser el que más patenta, sino en cuántas de las solicitudes que se presentan terminan cubiertas de polvo en las estanterías o los cajones de la Universidad. No existe una estadística precisa y pública que indique el porcentaje exacto de patentes solicitadas en España que no llegan a explotarse, pero expertos como el director del Congreso Nacional de Científicos Emprendedores de la Fundación DRO, Carlos Cosculluela, aseguran que “son muchas”.

  • Carlos Cosculluela.

Para que esto no suceda, surgen propuestas como la de BeAble Capital donde se presentan como la única gestora de fondos española especializada en ´Science Equity´ y pionera en Europa. “Nuestro objetivo es transformar la ciencia en soluciones tangibles para el mercado”, señala Alberto Díaz, cofundador del fondo.

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