XÀBIA. Hace unos meses, un buen amigo conocedor de la historia de Xàbia, población donde resido desde hace tiempo, me comentó que el primer año de Fogueres de Xàbia, que nacieron en 1950, la Bellesa del Foc de mi terreta fue también xabiera. Me quedé sorprendido porque me pareció una curiosa casualidad, pero mi sorpresa no se quedó ahí, porque acto seguido añadió que vivía en mi edificio y, cuando le pregunté por su nombre, me dijo: «Paquita Ribes Bas».
«¡Anda, si es Paquita!», exclamé. Entonces tuve claro que tenía que entrevistarla. Así que unos días después fui a verla. Me abrió su hija Maite que es con quien vive desde hace años y le expliqué el motivo de la visita. Me invitó a entrar y pasé al salón donde se encontraba su madre sentada en una butaca leyendo una revista. A sus 95 años, tenía un aspecto sensacional. Tras saludarla, le pregunté si le venía bien que la entrevistase para Alicante Plaza. Asintió con una sonrisa y me invitó a acomodarme en un sofá que había a su lado.
Antes de empezar, le pregunté sobre su salud y me contestó que le cuesta andar, pero que se obliga a hacer ejercicio. Me dijo que suele salir con su hija o algún familiar a caminar y que los días que se queda en casa recorre el pasillo con su andador para evitar caerse y si hace buen tiempo va al balcón, que es bastante largo, y de paso toma el sol. Mientras charlábamos, Maite nos dejó y al poco regresó con unos refrescos y sendos platos de almendras y patatíbiris como dando la señal de salida a nuestra conversación.
—Seguro que a los alicantinos que nos lean les debe de sorprender que una chica de Xàbia fuera Bellea del Foc en 1950. ¿Por qué estaba usted ese año en Alicante?
—Mi padre era guardia civil y fue destinado a Alicante en 1947.
—¿Dónde vivían?
—En la calle Puente Villavieja, cerca de la Iglesia de Santa María.
—¿Y qué hacía usted entonces?
—Al principio estuve cosiendo primero con dos modistas y luego con un modisto que vivía en el Raval Roig, del ayuntamiento hacia arriba. Y al poco me buscaron para trabajar como dependienta en Almacenes El Águila que era algo así como El Corte Inglés que tenía tiendas por toda España. Yo estaba en la sección de caballeros: camisería, corbatas calcetines…
—¿Dónde estaban esos almacenes?
—Primero en la calle Mayor, a un paso del ayuntamiento y al lado de una farmacia que hacía esquina, pero luego se trasladaron a un edificio más grande en la Rambla de Méndez Núñez, cerca del Portal de Elche. La fachada era de un rosa pálido, con unas cristaleras grandísimas, tendría cinco o seis plantas.
—¿Cómo llegó a ser Bellea del Foc de Alicante?
—Un día la Comisión del Distrito de las Monjas se acercó a casa a hablar con mis padres para ver si quería ser su Bellea. A ellos les pareció bien, y cuando me preguntaron dije que sí sin pensarlo. Me hacía mucha ilusión, yo quería divertirme, me gustaba la fiesta… Salíamos de un pueblo donde no había tanto ambiente… Me encantaba Alicante, aquello era lo más grande que había. A las siguientes fogueres volví a salir Bellea, pero no por la Monjas, sino por el Distrito Puente Villavieja que es donde vivíamos nosotros…
—Y fue entonces cuando ya la eligieron Bellea del Foc...
—No, eso era el 49. Fue al otro año.
—¿Y cómo fue eso?
—Pues resulta que la Comisión de la Rambla de Méndez Núñez vino a la tienda de la Rambla para proponerme como Bellesa de su distrito. Hablaron con el encargado y este les dijo que eso dependía de mis padres. Yo intervine en la conversación para confirmar sus palabras: «Eso sí, si mis padres me dejan…». Después me dirigí al encargado: «Y si usted lo autoriza; sabe que no podré estar siempre aquí». Era un señor muy amable, me tranquilizó asegurándome que por parte de la empresa no había ningún problema. Y salí Bellesa de Méndez Núñez. Luego, cuando hicieron la elección de todos los distritos en el cine Monumental, me eligieron Bellesa del Foc de Alicante.

- Cartel oficial de Fogueres de 1950 -
- Archivo Municipal de Alicante (AMA)
—Qué alegría tendría…
—La verdad es que sí, lo pasé fenomenal. Todavía me acuerdo de esas fogueres como si hubieran sido ayer.
—Cuénteme cómo era su vida en Alicante. ¿Qué sitios le gustaba visitar?
—Me gustaba ir con las compañeras. Teníamos por costumbre ir a la Explanada a tomar cualquier cosa, una horchata...
—¿Iba al Postiguet?
—Claro, en verano fuimos alguna vez a bañarnos.
—¿Y al cine?
—Sí, de vez en cuando… Pero por aquel entonces se llevaba ir a casa de alguien los domingos por la tarde para reunirse. Poníamos música con una gramola y bailábamos. Yo siempre iba con las mismas compañeras. Todas ellas eran de Alicante y conocían a todo el mundo.
—¿Cómo era la gente?
—Muy simpática, muy divertida.
—¿Qué es lo que más le gustaba de la ciudad?
—Pasear por la Explanada, por la Rambla… Ir a ver escaparates. Me encantaba el clima, era muy bueno. Me gustaba mucho, me parecía muy limpia. Era una ciudad muy agradable para vivir.
—¿Hasta cuándo estuvo en Alicante?
Mi padre se jubiló en el 50, pero como yo tenía un buen trabajo se quedaron unos años más y en el 52 regresamos a Xàbia.
—Supongo que volvería en más ocasiones.
—Claro, he vuelto muchas veces con mi familia, y además la Comisión de Fogueres nos invita cada año a todas las belleas a las fiestas. Nos tratan de maravilla y nos obsequian con un detalle.
—Pues creo que ya está todo. Muchísimas gracias, Paquita.
—Gracias a ti, Rafael.