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LA LIBRERÍA

Fernanda García Lao: "El exceso de cercanía pone en evidencia los monstruos que ocultamos

VALÈNCIA. Candaya publica 'Teoría del tacto', el nuevo libro de la escritora argentina, una colección de relatos de la carnalidad más visceral que en sus ocasiones más terribles contiene ecos incluso de body horror. Breves y cortantes como un escalpelo, los cuentos de Fernanda García Lao levantan la piel y revelan lo que hay debajo. 

-Teoría del tacto es un libro pesadillesco, y salvo alguna excepción, la pesadilla es humana. ¿Hay algo más terrorífico que nuestra carnalidad?

-Fernanda Lao: Me hace pensar en dos autores que para mí son maestros de la pesadilla, que son Kafka y Dostoievski. No lo sé si hay algo más terrorífico que nuestra carnalidad. Me llevas directa al cuento En la colonia penitenciaria y por otro lado a Memorias del subsuelo, donde Dostoievski dice que la conciencia es una enfermedad. Y esta otra máquina de escribir como tortura del cuento de Kafka. Entre esos dos polos creo que me gusta trabajar en la pesadilla. Pero hay algo también de la perversión, por ejemplo, de la cucaracha de Clarice Lispector. Del asco y del deseo, ahí como hermanados. Y sí, creo que trabajo en ese sector porque mi conciencia inventa muchas pesadillas. Y hay algo muy rico en el funcionamiento, ¿no? De ese relato otro, que no es exactamente real, pero que alude a él casi como un castigo.

-Sentidos como el gusto, el olfato o el tacto son especialmente cárnicos, por decirlo de alguna manera, pero el tacto concretamente nos conecta con la carnalidades en mayor medida. ¿Lo hace eso más propenso a los excesos?

Bueno, los sentidos son como la conciencia del cuerpo, ¿no? El modo de entender el mundo. Creo que también las lecturas son subsidiarias de los sentidos. Las lecturas que hacemos del mundo según nuestra capacidad para indagarlos sensorialmente, que es lo único que tenemos para conocer al otro y a uno mismo. Yo tenía un profesor de teatro que decía que no hay nada más terrorífico que ver un beso en primer plano, que podría ser algo monstruoso. Entonces sí que depende de la distancia. El exceso de cercanía pone en evidencia los monstruos que ocultamos en general, las máscaras sociales, las trampas, la mentira. Uno es una mentira andante, se construye en función de su entorno y de sus miedos. Los excesos son muy literarios, como la hipérbole, me parece que es interesante, aunque después está bueno también, o a mí me gusta, trabajar con cierta economía de recursos, esa hipérbole para que no sea como grotesca, que es algo que no me interesa demasiado. En este libro concretamente trabajé más bien con el recorte, y con la profundidad del relato más que con la espacialidad, pero sí que creo que escribir sobre el cuerpo incluye como el exceso, si no es raro, pero también el defecto. 

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