MUTXAMEL. La histórica empresa Harinas Bufort, con sede en Mutxamel, ha acudido al concurso voluntario con el objetivo de reestructurar su pasivo y poder reimpulsar la actividad, tanto en sus instalaciones del polígono Riodel como en las que dispone en Albacete, donde se halla su otra unidad de producción. No ha trascendido el total de la deuda que se anotaría hasta el momento, pero la compañía acumularía retrasos en las obligaciones de pago con entidades bancarias por valor de unos 160.000 euros, además de las deudas que pueda tener con otros proveedores.
Javier Gonzálvez Albero ha sido nombrado administrador concursal de la firma, y, por lo tanto, será el encargado de comunicar el concurso de forma individualizada a todos los acreedores, además de ejercitar las acciones que considere oportunas en interés de la masa de la sociedad, bajo su responsabilidad y ante cualquier jurisdicción.
Las últimas cuentas presentadas por Harinas Bufort ante el Registro Mercantil son de 2022. La cifra de negocio había subido respecto a 2021, de cuatro millones a casi seis millones, pero el beneficio se había desplomado hasta los algo más de 70.000 euros frente a los 700.000 del ejercicio anterior. Ahora bien, ese balance ya desvela deudas con entidades financieras por valor de 3,8 millones de euros, siendo las deudas bancarias las más elevadas con 2,5 millones.
En el año 2021, fue cuando se produjo del traslado de la empresa a Mutxamel, en un proceso paralelo al registrado por Harinas Cloquell, también al mismo polígono de Riodel. Para entonces, se había cerrado un acuerdo con el Ayuntamiento de Alicante respecto al desarrollo de la Unidad de Ejecución número 2 del Plan Parcial de Benalúa Sur, de la que la agrupación de interés urbanístico formada por las sociedades patrimoniales de ambas firmas ejercen como agente urbanizador. En virtud de ese acuerdo, el Ayuntamiento adquiría parte de los edificios de las históricas fábricas situadas junto a la avenida de Elche con el fin de proteger los elementos de mayor valor arquitectónico y patrimonial y darles un uso público, todavía por definir. Todo ello, manteniendo la edificabilidad asignada al Plan Parcial, en la que se daría cabida a la construcción de unas 140 viviendas.
Esa mudanza se produjo después de que Harinas Bufort concertase la compra de dos naves industriales del polígono de Riodel para reorganizar parte de su actividad. La compañía preveía dedicar esos dos edificios (unas instalaciones de 1.050 metros cuadrados que permanecían sin uso desde su construcción, en 2007) al envasado y distribución del producto. Por su parte, el almacenamiento del cereal se pretendía reorganizar en la fábrica de la que Bufort dispone en el polígono de Campollano, Albacete. Por último, la moltura y mezclado necesario para la fabricación de la harina se pretendía ejecutar en Elche, después de que -según trascendió entonces- la empresa alcanzase un acuerdo de colaboración en ese sentido con Harinas Serrano: otra de las firmas históricas del sector.