Fotogalería | Conferencia de GSM&B con Higinio Marín en Elche, en imágenes (Fotos: Rafa Molina)

ELCHE. En un espacio rehabilitado como el Patio de los Naranjos del Centro Cultural Las Clarisas, Laura Vicente, directora ejecutiva de GSM&B, abría la jornada 'El jardín de la riqueza' comparando el espacio histórico con el propio propósito de la empresa familiar, el de "proteger, cuidar y renovar lo que heredamos para que siga funcionando hoy y también mañana". Recordaba que este enclave, un bien del patrimonio histórico ilicitano, restaurado y puesto en valor, demuestra que "si cuidamos lo que hemos creado los anteriores, podemos seguir disfrutándolo hoy". Haciendo un paralelismo con la realidad empresarial y patrimonial. Además, en este espacio descubierto, la organización preparó mantas para los asistentes, un detalle que hizo "más cálido" un encuentro que, en lo intelectual, no tardó en entrar en reflexiones profundas.

La conferencia 'El jardín de la riqueza', impartida por el filósofo y antropólogo Higinio Marín, rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera, se conviertía en una invitación, según Marín a mirar la riqueza sin prejuicios, a reconocerla como un dinamismo humano natural y como un deber con quienes vendrán después.

La "mala fama pública" de la riqueza en el país

Marín comenzó señalando lo que considera una paradoja, que "en España, la riqueza tiene mala fama pública. En privado, todo el mundo la procura. Hay que fijarse más en lo que los hombres hacen que en lo que dicen". En este sentido, planteó su idea de por qué persiste esta desconfianza. Una de las razones, apuntó, podría encontrarse en la tradición católica, donde la perfección moral se asociaba a la pobreza, la obediencia o la humildad, sedimentando una cierta "reserva" ante el deseo de prosperar. A ello se sumaron después las ideologías revolucionarias europeas, que concibieron la riqueza como algo que debía ser expropiado y redistribuido para volverse legítimo. De ese caldo histórico, dijo, deriva una sospecha muy arraigada. "En España, a toda riqueza se le supone un robo originario. ¿A quién se ha robado para ser rico?".

Frente a esa visión, Marín destaca que no debe verse la riqueza como un resultado de un origen maligno. Desde su punto de vista, "cuando un emprendedor llega a un pueblo y monta una fábrica, a los 50 años hay más clase media, más nivel adquisitivo y más oportunidades". 

El deseo de mejorar como "un rasgo humano esencial"

El ponente ha defendido en su ponencia con GSM&B en Elche que "el deseo de riqueza no es algo pecaminoso ni patológico", sino "un impulso natural" ligado al modo en que el ser humano habita el mundo. "Nuestra naturaleza es ponernos por encima de nuestras necesidades. Nuestra propiedad habla de la abundancia del ser humano".

En este sentido, ese deseo, añade, no debe confundirse con la acumulación enfermiza ni con la propiedad "vaga", improductiva y paralizada. La riqueza auténtica es, para Marín, la que fructifica y se ofrece, incluso aunque no adopte forma monetaria. "No soy más rico porque no puedo. Soy muy rico porque tengo mucho que ofrecer, lo que he aprendido, lo que sé hacer".

El mercado como "acuerdo pacífico"

Marín se detuvo en explicar qué es el mercado, desde sun visión, "el tráfico de propiedades bajo un régimen de acuerdo no violento". Además, apunta que "no es un espacio hostil por definición, sino un mecanismo civilizatorio que permite a las personas intercambiar lo que tienen y lo que saben hacer, generando bienestar mutuo". Y El filósofo y antropólogo mantiene que, frente a la idea de que la búsqueda de riqueza es necesariamente egoísta, "cuando recibimos un servicio bien hecho, nos nace la gratitud y nos convertimos casi en apóstoles que lo recomiendan".

El jardín como metáfora del patrimonio y la empresa familiar

Llegado al núcleo metafórico de la charla, Marín ha descrito la riqueza como un jardín, algo que crece, que necesita cultivo, atención y continuidad. "El deseo natural del bienestar tiene que ver con el deseo de crecer y multiplicar. Eso está en la palabra cultivo. Un hombre inculto es como una tierra sin cultivar. La riqueza tiene mucho que ver con el jardín". En este sentido, el ponente asegura que cuidar un patrimonio o una empresa familiar es, "precisamente, una tarea de jardinería, hay que evitar que lo necesario nos preocupe, generar abundancia y permitir que esa abundancia se transmita con responsabilidad". En el cierre de la ponencia, previo a la participación del público, Laura Vicente aseguró que es importante tener clara la idea de que la riqueza "es también un acto de servicio y de ofrecimiento" y Marín concluyó que el patrimonio y la riqueza se heredan, se cuidan y se ofrecen.