ELCHE. El derribo de los primeros bloques de San Antón está al caer. Así se ha transmitido este lunes desde Pimesa, la empresa municipal que promueve la renovación del barrio con la fórmula de los Arru (Área de Renovación y Regeneración Urbana). Después de la adjudicación que se realizó en pasadas semanas, donde se tuvo que pasar a la siguiente oferta al no pasar la primera el corte por cuestiones administrativas, ya se ha firmado el contrato con Erri Berri por 900.000 euros y está en gestiones preliminares. Se empezará con el bloque 11, el primero vacío y del que ya se dispone formalmente. Hay otros vacíos, pero que están pendientes de que finalicen resoluciones judiciales para poder disponer de ellos.
"Lo importante es que empiece. En los próximos días ya empezarán a vallar, y una vez lleguen (la empresa) ya no se irán de aquí", apunta el gerente de Pimesa, Antonio Martínez, dejando entrever que tras el inicio de la primera demolición, se irá solucionando la situación de los otros tres bloques por derribar (12, 13 y 14). Como ya se ha venido contando, recuerda el gerente del medio municipal que la fórmula para el derribo es un desmontaje manual que se hará de arriba abajo. "Porque hay que reutilizar los esceombros por la financiación pública que tiene, y se tienen que reciclar la mayoría de elementos del edificio". Entre ellos, tejas, puertas, maderas, voladizos y otros.
Demolición manual y por colapso
Será un proceso minucioso que está estimado en unos tres meses cada uno aproximadamente. "O un poquito más, dependiendo de la dificultad del inmueble, ya que también hay fibrocemento y requiere de autorización para su retirada". Algo que en el caso del Mercado Central, por ejemplo, aún se está a la espera de la Generalitat Valenciana para que dé su visto bueno.

- Perspectiva de los viejos inmuebles -
- Foto: PEPE OLIVARES
La demolición se realizará mediante un sistema combinado: demolición elemento a elemento y por colapso. En la fase inicial se aplicará ese derribo paso a paso, donde se contemplan los trabajos de demolición de las instalaciones, carpinterías, falsos techos, cerrajerías, equipamiento, cubierta… De esta forma se consigue una separación selectiva por materiales de los residuos en obra, donde estará prevista una zona de acopio para cada uno de ellos, ya sea en contenedores o en el suelo. Siempre de arriba hacia abajo e intentando que la demolición se realice al mismo nivel.
Una vez se ha retirado todos aquellos elementos que pueden clasificarse en obra, solo quedará la estructura y forjados. Lo cual se demolerá por colapso mecánicamente. Para ello se utilizarán los medios auxiliares necesarios como retroexcavadora, martillos neumáticos o pala cargadora, entre otros.
Cambios por la situación y pendientes del resto de edificios
En total, la superficie construida a derribar es de 18.985,50 metros cuadrados, lo que supone un volumen de 64.462,30 metros cúbicos. El hecho de no poder disponer de todos los bloques al mismo tiempo ha hecho que se vaya ejecutando según disponibilidad de los mismos. Originalmente, se iban a derribar por este orden: primero el bloque 13, en la calle Alcana; después el 14, en Saoní; el 12, en Palombar; y el 11, en Pintor Benedito. Este último será el primero.
Respecto al resto de edificios por derribar, el 14 también está vacío. Pero a diferencia del 11, está a expensas de resolución de justiprecios con algunos propietarios para poder firmar el acta de ocupación. En cuanto a las viviendas con gente de los otros edificios, los casos se cuentan con una mano, unos pocos titulares con derecho a las viviendas nuevas que viven allí y que serán expropiados, y un par de casos de ocupación, uno en una vivienda municipal y otra en una privada. Estos últimos tendrán que salir con un desahucio administrativo si una vez finalizado el proceso expropiatorio siguen sin querer irse.
Por la dimensión de la complejidad de estos trámites, Pimesa también está esperando la resolución del justiprecio de expropiación de una decena de propietarios de los viejos edificios que ya no viven allí, y cuyas casas están tabicadas con su permiso. La empresa municipal ya presentó un recurso de reposición a los justiprecios establecidos por los jurados de expropiación, mientras que los propietarios también recurrieron los mismos. Así que se está pendiente del nuevo fallo del jurado respecto a las indemnizaciones. Una vez se conozca, aún podría darse el caso de que vecinos no estén de acuerdo en el precio, presenten un contencioso, pero esto no pararía ya la dispoción del inmueble por parte de Pimesa.
Este es el contexto mediante el cual al Ayuntamiento le viene relativamente bien por los tiempos estas demolición más artesanal; porque mientras puede ir finalizando el laberinto administrativo del proceso expropiatorio.
Edificio de 45 viviendas
Respecto al quinto inmueble que hay que construir, el alcalde Pablo Ruz espera que "esta semana podamos darles noticias de la firma ya del convenio".