ELCHE. El cementerio de mascotas Mi Fiel Amigo, ubicado en Torrellano bajo, el primero de la provincia, va a ampliar su actividad también a crematorio. Aunque en otros puntos de la ciudad ya se ofrecen estos servicios de incineración, en su caso sería el primer cementerio-crematorio de la ciudad. Con la diferencia de que en este caso se ofrece una incineración individual, y no colectiva, como se lleva a cabo en otras instalaciones. Ahora, la Dirección General de Urbanismo, Paisaje y Evaluación Ambiental ha dado el visto bueno ambiental al proyecto. Desde la compañía (El Último Juego SLU) prevén poder iniciar la actividad ya la semana que viene.
Aunque la empresa ya ofrecía servicios de incineración, era algo que se externalizaba. Ahora podrán ejecutarlo ellos mismos con la construcción de un horno crematorio que funcionará con gas propano y grupo electrógeno autónomo. Se materializará mediante una losa de hormigón bajo rasante de 3,5 x 4 metros de longitud. No ocupará una superficie significativa, tan solo unos 16 metros cuadrados.
El Ayuntamiento ya trasladó el expediente a la conselleria de Medio Ambiente el pasado mes de mayo y el 21 de agosto, la mencionada Dirección General de Urbanismo emitió resolución favorable, formalizada ahora en el boletín autonómico. Se concluye que el proyecto no tendrá efectos adversos significativos sobre el medio ambiente y que no requiere evaluación de impacto ambiental ordinaria.
La instalación tiene por objeto la cremación de animales domésticos, considerados residuos domésticos y subproductos animales no destinados al consumo humano (sandach). Su capacidad será de 50 kg/hora, lo que supone unas 104 toneladas al año. La mercantil que gestiona el cementerio se encargará de la recepción del animal, incineración, y gestión de las cenizas, con la entrega a sus propietarios o depósito como residuo y reutilizados siempre que sea posible.
Aunque es una actividad potencialmente contaminadora de la atmósfera con emisiones catalogada, tiene un nivel de ruido previsto bajo (57–66 dB a un metro, atenuado por la distancia) y no requiere ni agua en el proceso, ni habrá generación de vertidos. Las potenciales molestias relevantes que puede producir la actividad son la emisión de humos y olores y partículas provocados en la incineración. La actividad se encuentra en una zona en la que existen pocas viviendas (en una parcela de 10.388 metros cuadrados), no obstante, se encuentran núcleos aislados de viviendas localizados entre 150 y 250 metros de distancia. El proyecto contempla las medidas correctoras necesarias para reducir la potencial afección sobre la población cercana.
Con todo, la autorización está sujeta, como es evidente, a que el proyecto cumpla con la normativa de gestión de residuos y sanidad animal, realizando controles de emisiones y ruido, adoptando medidas preventivas contra vertidos accidentales de combustible y mantener un plan de vigilancia ambiental documentado. La instalación contará con un foco de emisión localizado, constituido por la chimenea del horno crematorio, la cual deberá cumplir con los requisitos técnicos necesarios para garantizar una adecuada dispersión de los contaminantes, contribuyendo así a la protección de la calidad del aire y a la minimización del impacto ambiental.