ALICANTE. La crisis sanitaria provocada por la extensión de contagios de coronavirus ha expuesto al equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Alicante, el bipartito compuesto por PP y Cs, al riesgo de tener que sacrificar parte de los objetivos políticos que habían trazado al frente de la gestión municipal. Entre ellos, el de ver ejecutados en el tiempo establecido el paquete de proyectos de mejora de la escena urbana de la ciudad lanzados a finales de 2019 como inversiones financieramente sostenibles, que ahora podrían quedar retrasados. Se trata de una extensa relación de obras por una suma próxima a los 20 millones de euros, además de otras actuaciones incluidas en el programa de reurbanización del área de Las Cigarreras, cofinanciado por la Unión Europea como Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (Edusi).
Algunas de esas actuaciones ya están iniciadas, en pleno desarrollo, como la construcción del parque-plaza del barrio de Benalúa, los trabajos de rehabilitación del Castillo de San Fernando o la consolidación de laderas del Tossal, además de las obras de reurbanización y de repavimentación de calles distribuidas en varios barrios. Otras se han adjudicado a lo largo del último mes, tras superar el proceso administrativo de contratación, como la construcción del itinerario ciclopeatonal hasta Urbanova o la remodelación de la avenida Padre Esplá, por ejemplo.
La puerta a ese escenario de posibles aplazamientos quedó abierta este miércoles mediante la firma del decreto por el que se amparaba la opción de que las empresas adjudicatarias de obra pública pudiesen solicitar la suspensión de los plazos de ejecución para adoptar las medidas preventivas que resultasen necesarias con el fin de evitar contagios entre sus plantillas de trabajadores. En ese decreto, se incluía también la posibilidad de que se solicitase la paralización del desarrollo de las obras durante el tiempo en el que se prolongue la situación.