ALICANTE. Recientemente este mismo medio de comunicación se hizo eco de los pasos que se seguían para instalar un centro hospitalario privado del grupo IMED en el antiguo asilo de Benalúa. La filial del grupo Gestión y Explotación Hospitrés ha solicitado ya la licencia para rehabilitar el edificio y transformarlo en un moderno hospital privado tras el acuerdo al que ha llegado con su propietario, el Obispado de Orihuela-Alicante.
La construcción del Asilo de Benalúa se remonta a 1882. Según cuenta Gonzalo Vidal Tur, en ese año la señora Gallostra y varias damas de la burguesía alicantina se interesaron por el establecimiento en Alicante de la congregación de las Hermanitas de los Pobres Desamparados. Esta congregación de origen francés fue fundada en 1839 en la localidad de Saint Servan por Juana Jugan, canonizada en 2009.
El 5 de mayo de 1882 las monjas se instalaron en Alicante, concretamente en un sombrío almacén de la calle del Cid. Al prohibir sus estatutos la posesión de dinero o rentas solicitaron la caridad del vecindario para poder seguir adelante con su labor benéfica. Los alicantinos respondieron, y en octubre de ese mismo año se trasladaron a un edificio de la avenida de Maisonnave acogiendo a treinta ancianos de ambos sexos.
Un barrio modelo
Fue en estos años cuando la Sociedad Anónima Los Diez Amigos proyectó la construcción de un barrio modelo en la zona conocida por Els Antigons, en la partida de San Blas. Una plataforma elevada sobre el mar ventilada y perfecta para levantar una barriada higiénica según los cánones del momento. Los Diez Amigos, animados por su Presidente Honorífico José Carlos de Aguilera, Marqués de Benalúa de Guadix, acordaron ceder los terrenos para construir un asilo para las Hermanitas de los Pobres.
Sólo se puso una condición: si alguna vez el edificio dejaba de dedicarse a la atención de los más desfavorecidos, los terrenos regresarían a manos de la familia Aguilera. Del proyecto se encargó el arquitecto del barrio, José Guardiola Picó, y tal y como hemos mencionado, el edificio se construyó gracias a los aportes económicos de la sociedad alicantina.
El solar elegido se encontraba en las afueras del barrio, en la proyectada avenida de los Antigones, hoy Santa María Mazarello, que servía de límite con el Llano de la Florida. En ese mismo espacio se alzaba un caserón de obra en el que se fueron colocando y conservando los restos arqueológicos hallados durante la obra de construcción de Benalúa. Casi todos ellos en paradero desconocido a día de hoy.
La primera piedra
Las zanjas comenzaron a abrirse a primeros de abril de 1886 y el día 16 de ese mismo mes tuvo lugar la ceremonia solemne de colocación de la primera piedra. En el acto estuvieron presentes el Obispo Guisasola, el Abad Pons, el Alcalde Julián de Ugarte y varios concejales así como varios miembros de Los Diez Amigos con el Marqués de Benalúa al frente y multitud de alicantinos. Levantó acta el cronista Viravens.
La construcción sufrió diversos parones debido a la escasez de fondos, por lo que se organizaron diversas funciones teatrales para poder conseguir el dinero para continuar la obra. Los actos teatrales y veladas musicales para recaudar fondos fueron constantes hasta la marcha de las monjas en 1987.
Con el edificio a medio hacer, las Hermanitas de los Pobres se instalaron en una de las naves del asilo el 29 de febrero de 1888. El Día de San José de ese mismo año se dio por inaugurado el Asilo de Benalúa. Poco después se anunció la cesión de una parcela anexa al edificio perteneciente a la familia Curt Amérigo para construir un jardín para los asilados. A finales del siglo XIX las obras estaban casi concluidas.
Las monjas tenían una forma muy curiosa de pedir ayuda para el asilo. Si necesitaban material de obra para las reformas colgaban un ladrillo de la estatua de San José del jardín. Si escaseaba el pan le colgaban una barra. Así los alicantinos sabían qué necesitaban las monjas y siempre respondían espléndidamente.