ALICANTE. El Ayuntamiento de Alicante y la Conselleria de Infraestructuras y Vertebración del Territorio dieron este viernes un primer paso que puede resultar definitivo para coser los barrios de Nuevo San Blas (el PAU) y La Florida, hasta ahora separados por el paso del ferrocarril, con un gran parque central sobre el terreno liberado de las vías: una de las actuaciones estrella de la denominada Operación Integrada número 2 (OI/2), más conocida como el plan del soterramiento.
Técnicos de las dos administraciones pusieron en común sus posiciones para pactar la división de las obras de esa OI/2 en dos unidades de ejecución diferentes -la primera, desde la estación de Adif hasta el puente rojo; y la segunda, desde el puente rojo hasta la Vía Parque- con el propósito de facilitar el desarrollo de al menos la segunda de ellas. Las dos tendrán una extensión similar: cerca de 110.000 metros cuadrados cada una.
Según concretaron tanto el alcalde, Gabriel Echávarri (PSOE), como el vicealcalde y edil de Urbanismo, Miguel Ángel Pavón (Guanyar), la separación del plan original en dos proyectos distintos resulta necesaria para desbloquear la actual situación de parálisis ante la incertidumbre que sigue rodeando a la cobertura del último tramo de vías, desde el paso a nivel de Ausó y Monzó hasta la avenida de Salamanca. Sobre todo, porque la tendencia del Ministerio de Fomento es la de eludir más obras de soterramiento por su elevado coste económico y las escasas perspectivas de rentabilizar la operación mediante la venta del suelo edificable que se generaría.
La idea -que, según Pavón, ya se había planteado en febrero- consiste, precisamente, en aparcar la reurbanización del tramo más céntrico, el que enlaza con la estación propiamente dicha y que debía financiarse mediante el desarrollo de suelo terciario (comercial) y viviendas. Entre ellas, las previstas en dos grandes torres de hasta 20 alturas. La definición concreta de su desarrollo se aplaza al futuro, sine die, hasta que se resuelvan las dudas sobre la ejecución del trazado subterráneo del tren.
El foco se pondrá, en primer lugar, sobre la superficie que ya ha quedado liberada del paso del tren, ahora con un trazado en el subsuelo. El objetivo es abordar en el menor plazo posible la construcción de un gran parque de continuidad, similar al que se desarrolló en el viejo cauce del Turia en Valencia. El principal escollo para ello sigue siendo el paso de la Gran Vía. En principio, se plantean hasta tres alternativas distintas directamente relacionadas con el futuro del puente rojo. La primera, consistiría en mantenerlo de modo que sería el parque el que quedaría en un nivel inferior (lo que podría generar problemas de inundabilidad pendientes de estudio). La segunda, la más económica, implicaría su demolición y la construcción de una pasarela para sustituirla por la que seguiría circulando el tráfico de la Gran Vía, sin necesidad de deprimir más el parque central. Y la tercera, una opción intermedia que conllevaría la conservación de la parte central del puente rojo (con tráfico) a modo de mirador.