MADRID. DS, que pertenece al Grupo francés PSA, ha dejado de ser la variante algo más cara y potente de la marca Citroën para convertirse en una enseña con entidad propia y con clara vocación premium.
Su objetivo, por tanto, son las marcas alemanas y, si hasta ahora jugaba en una liga inferior, ha hecho un fichaje estrella con el que se sitúa a su mismo nivel y incluso las supera en algunos aspectos.
¿Y quién es ese jugador que le permitirá codearse con los mejores?. El DS7 Crossback, con el que el fabricante francés inicia una segunda generación de modelos DS.
Es un todocamino (SUV o crossover) de 4,57 metros que muestra a las claras todas las capacidades de DS en cuanto a diseño, calidad, confort, comportamiento dinámico, tecnología o lujo.
Aunque es una apuesta arriesgada por los buenos productos que también tienen sus competidores, como dice DS, "de la audacia nace la excelencia".
El precio de partida de este vehículo de tracción delantera (la total solo estará disponible con la versión electrificada E-Tense, en primavera de 2019) es de 31.950 euros (con un motor diésel BlueHDi de 130 CV), una tarifa que puede incrementarse hasta los 44.900 euros si se opta por la versión más equipada y más potente (el gasolina PureTech de 225 CV).
La probada por Efe es la impulsada por el propulsor diésel 2.0 de 180 CV, con caja automática de 8 velocidades y el acabado más completo, Grand Chic.
El propulsor, como es habitual en los diésel, es algo rumoroso en frío, pero, según va cogiendo temperatura y se va aumentando la velocidad de marcha, se hace prácticamente inaudible.
La entrega de potencia la hace de una forma muy lineal y sin brusquedades, especialmente en los modos de conducción Normal y Comfort, mientras que en el Eco es un poco más brusca cuando pisamos el acelerador a fondo, ya que las relaciones son más largas para que este croosover gaste menos.