VALÈNCIA. ¿A quién le pertenece el lenguaje?, ¿tiene realmente un “dueño”, ¿cuándo consideramos apto a un comunicador? Todas estas incógnitas entran dentro de una sola, que se responde en Gabinete de Dibujos hasta el próximo 31 de enero, en una muestra colectiva en la que cuatro artistas valencianos hacen su propia interpretación sobre la cuestión: ¿De quién es el lenguaje? Responde a ello la artista alicantina Luisa Pastor, junto con Fermín Jiménez Landa, Xisco Mensua y Manu Blázquez, citados por este diario para hablar del ejercicio artístico al que les ha sometido Pilar Ortí del Toro.
La pregunta planteada surge inspirada en un vídeo de Amanda Baggs, una bloguera cuyo trabajo se centra en el activismo por los derechos de las personas autistas estadounidenses. Según informes médicos el suyo fue etiquetado como un “autismo de bajo funcionamiento”, y a través de su canal en YouTube y de su página web mostraba su manera de comunicarse con el mundo a través de escritos y grabaciones. La colectiva comienza poniendo el vídeo In my language a los que formarán parte de la muestra, Ortí del Toro les pide a los artistas que reaccionen a este vídeo de forma genuina, y que reflexionen sobre lo que es el lenguaje para ellos: “Bagg habla sobre un alegato en el que se pregunta de quién es la comunicación, y se plantea quien dicta en el lenguaje quien es comunicativo y quien no”, explica la comisaria, “en el vídeo se puede pensar que un individuo no considera que Baggs sea comunicativa porque no habla el mismo lenguaje”, ahí está el fallo sobre el que cabe reflexionar.
El texto de sala presenta a Baggs a través de una de sus frases: “Es solo cuando escribo algo en tu lenguaje, que tú te refieres a mí como alguien que se comunica”, frase que resume en cierto modo lo que se puede ver en el vídeo y que conecta con las reflexiones que hacen los artistas sobre este. En la obra de Pastor ella reflexiona sobre un tipo de lenguaje que puede resultar complejo para cualquiera: el que se traduce dentro de los libros contables. Lo que hace en su obra es generar una espiral infinita de recortes de libros de contabilidad deconstruidos, estableciendo a través de esta pieza un lenguaje en sí mismo: el político, lo que hace es romper los libros de forma meticulosa para crear un lenguaje alternativo: “El decreto ley dice que no se puede tachar, pero destrozar lo político, es lo poético”, explica sobre su obra, en la que se entrelaza el contenido del todo: “Mi obra habla de los diferentes tiempos y de como se entrelaza el contenido. No existe una escritura como tal pero para mi la línea ya lo cuenta todo”.