ALICANTE. La temporada 2024/25 ha sido un absoluto desastre en el Alcoyano, cuyo primer equipo ha dado con sus huesos en Segunda Federación.
Los vaivenes en el banquillo, con hasta cuatro inquilinos (Vicente Parras, Juli Cerdá, Vicente Mir y Luis Miguel Garrido), y la política de fichajes manifiestamente errónea llevada a cabo tanto en la ventana de verano como de invierno han terminado con el descenso de un equipo que no solo era fundador de la Primera Federación, es que encaraba el curso 2024/25 con el objetivo de pelear el ascenso a LaLiga Hypermotion.
El batacazo mayúsculo del Alocyano deja en muy mal lugar a todos, con Juan Carlos Ramírez como primer y último responsable, pues el empresario no juega los partidos, pero ha sido quien ha apadrinado todas las decisiones del presidente Toni Justicia y del director deportivo Josele González. Después del sainete del cambio de domicilio (que finalmente no se llevó a término) hace un año, tras una campaña en la que el primer equipo blanquiazul logró la salvación sobre la bocina, cabe pensar que el descenso llevará a Ramírez a poner fin a su etapa en el club... pero la realidad es que el empresario está dispuesto a continuar. Lo anterior, además, pese a que tiene al menos dos ofertas sobre la mesa para vender la mayoría accionarial. Eso sí, como en junio pasado, el propietario del Alcoyano no cierra la puerta a incorporar socios con los que compartir unos gastos que en la 2024/25 han superado los 2.000.000 euros, suma que los ingresos por temporada no compensan ni de lejos.
Ramírez se hizo con el control accionarial del Alcoyano en 2022, en un momento en el que el club se asomaba al abismo de la desaparición. Esa bala la esquivó gracias a las aportaciones económicas del empresario y, además, sin pasar por el mal trago de un concurso de acreedores que parecía inevitable, pero deportivamente todo ha ido a peor.