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Planificación, estilo definido y estabilidad, claves del mejor Elche del Siglo XXI

  • Andre Da Silva celebra su tanto
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ALICANTE. El Elche, invicto y cuarto clasificado de Primera División tras siete jornadas de campeonato, protagoniza de momento un regreso idílico a la élite gracias a su buen arranque deportivo, pero también a su situación económica y social, que convierten el actual momento en el mejor, con diferencia, del presente siglo.

El club ilicitano, que sufrió un descenso administrativo a Segunda hace diez años y un descenso por deméritos deportivos a Segunda B hace siete, ha resurgido con vigor en la presente década, en la que ha logrado dos ascensos a la máxima categoría.

El repunte deportivo no se puede explicar sin el contexto económico y social en el que vive el club durante los últimos tiempos, especialmente tras la llegada a la propiedad del representante argentino, Christian Bragarnik.

La bonanza económica que atraviesa el club, que se ha permitido el lujo de saldar la deuda de más de 47 millones con 12 años de antelación, cumpliendo con el convenio aprobado en el procedimiento concursal, ha permitido a la entidad centrarse sólo en las cuestiones deportivas y realizar proyectos ambiciosos, como la reforma del estadio o los trámites para la construcción de una ciudad deportiva.

Bragarnik adquirió el club en diciembre de 2019 y apenas ocho meses después ya se encontró con un ascenso a Primera inesperado en la temporada marcada por la pandemia.

El argentino, en el terreno deportivo, siempre quiso que su equipo tuviera un modelo de juego definido y atractivo cimentado en la posesión del balón y un fútbol asociativo.

Los agobios clasificatorios para lograr la permanencia en sus dos primeros años obligaron a jugar a otra cosa, pero tras el descenso el dirigente quiso implantar este estilo con su compatriota Sebastian Beccacece, quien no triunfó en el banquillo, pero sembró una semilla que supo hacer crecer Eder Sarabia, actual entrenador.

En la planificación deportiva, el Elche, desde hace dos años, arriesga menos con fichajes de jugadores sudamericanos, tan habituales en la primera etapa de Bragarnik, y apuesta más por el mercado nacional y europeo.

En la plantilla actual del Elche sólo hay dos argentinos, el veterano portero Matías Dituro y el joven Fede Redondo, en contraste con los ocho, más el entrenador, que llegó a tener el equipo en otras etapas.

Otra de las características del modelo actual es la apuesta por jugadores jóvenes que pueden hacer despegar su carrera en el club.

El Elche es consciente de que es un club vendedor, por lo que no se ata a ningún jugador, como ha demostrado con las ventas de Lucas Boyé, Nico Castro, Nico Fernández o Mourad, entre otros ejemplos.

Bajo esta política han llegado a la entidad jugadores jóvenes como el austriaco David Affengruber, cuya cotización ya ha subido como la espuma tras su excelente rendimiento en Segunda y Primera División, Yago de Santiago, actualmente lesionado, o recientemente el portugués Martim Neto.

Bragarnik y Sarabia también han convertido al Elche en un lugar de segundas oportunidades, ya que han creado un ecosistema en el que futbolistas que han pasado una mala etapa pueden volver a su mejor nivel.

El pasado año, el técnico vasco repescó a Aleix Febas, Marc Aguado y Germán Valera para devolverles a su mejor nivel individual y este año ha hecho lo mismo con jugadores como Rafa Mir, el portugués André da Silva, Adriá Pedrosa o Víctor Chust.

El estilo de juego y la filosofía del entrenador también han ayudado a seducir a jugadores que podían parecer inalcanzables, como los cedidos del Barcelona, Iñaki Peña y Héctor Fort, o el ex madridista Álvaro Rodríguez.

Las plantillas del Elche de los últimos años han logrado mezclar la dosis perfecta de experiencia, juventud, calidad y ambición para alcanzar los resultados deseados.

Sarabia también le ha abierto la puerta a la cantera, consolidando en el primer equipo a Rodrigo Mendoza o dando oportunidades a jóvenes como Ali Houari.

Paralelamente a los éxitos deportivos, el propietario del club también modificado paulatinamente el organigrama de la entidad, desde la dirección deportiva al área de marketing o comunicación, hasta diseñar un club a su imagen y semejanza.

El día a día recae en la figura del director general, el argentino Pedro Schinocca, si bien el club mantiene la toma de tierra con Elche a través del presidente, Joaquín Buitrago, cuyo rol es más representativo que ejecutivo.

La buena salud deportiva y económica ha traído la paz social a la afición ilicitana, que ha olvidado las multitudinarias protestas contra la gestión del club para disfrutar del excelente momento de su equipo.

El Elche pulverizó este verano el récord de abonados de su historia al alcanzar los 27.000, todos los que se ponían a la venta, sobre un aforo en el estadio de 31.000 espectadores.

Todo funciona como un reloj alrededor del Elche, que tras firmar su mejor inicio de siempre en Primera y ocupar plaza de Liga de Campeones sueña despierto con revivir una nueva edad de oro que tome el relevo a la protagonizada en los 60, cuando echó raíces durante 12 años en la élite. 

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