ALICANTE. Lo de demandarle a alguien que tire del carro después de ponerle ruedas cuadradas no es algo exclusivo del Hércules, pero en el club del Rico Pérez estamos viendo que se ha convertido en práctica habitual en los últimos meses.
Ha ocurrido primero con Rubén Torrecilla y por extensión la plantilla, dejando pasar de largo el mercado de fichajes de invierno para reforzar el equipo después del "hay que ascender" de Enrique Ortiz en la comida de Navidad. Y ahora sucede con Oriol Soldevila, sobre cuyos hombros se hace recaer la responsabilidad de que el equipo no funciona en ataque, cuando después de perderse por sendas lesiones traumáticas (producto de golpes) la mitad de los encuentros de la primera vuelta (y un tercio de los disputados en total), pasar nada menos que dos meses en el dique seco, ha vuelto a jugar, pero para hacerlo en todas las posiciones del ataque y no solo por la derecha a pierna cambiada que es por donde rinde de verdad.
No hay futbolista que no te diga que está dispuesto a ejercer el rol que le manden con tal de jugar (“Hasta de portero”, dicen muchas veces los que son jugadores de campo) y estoy seguro que Soldevila no es la excepción que confirma la regla, pero otra cosa es el rendimiento que pueda ofrecer: en el arranque de curso, cuando se le caían los goles de los bolsillos, el barcelonés ya demostró dónde ha de jugar. Luego vino el esguince de tobillo que le llevó a perderse los envites de la jornadas octava y novena; un mes después la fractura en el dedo gordo de su pie izquierdo (con el que chuta) que le dejó fuera de los terrenos de juego hasta el último encuentro de la primera vuelta (de las jornadas undécima a la decimoctava, más el parón invernal); y ahora jugar en su posición, pero también en la banda izquierda, de enganche e incluso de falso ‘9’ entre las bajas por lesiones y carencias del equipo no corregidas aprovechando que se abría la ventana de fichajes de invierno.
En la vida todo exige un proceso y Soldevila sigue el suyo… con matices: al alta médica primero y la competitiva después (posibles gracias a los médicos, pero también a la disciplina del mediapunta y al no poco trabajo adicional que hace por propia iniciativa en su tiempo libre), le siguieron volver a tener minutos para recuperar sensaciones y después el regresar al once, pero al final termina cayéndose del equipo (este domingo en el Gestaser-El Collao veremos si incluso no ve el arranque del envite desde el banquillo) porque con el desarrollo de los partidos deja de jugar por la derecha para hacerlo por dentro, por la izquierda e incluso como referencia ofensiva, todo en un contexto que no es precisamente el mejor: un tramo de la segunda mitad de encuentros que encima están acabando mal, lo que aleja cada semana al Hércules de la zona noble de la tabla.
Por cierto, si ponemos a Soldevila a tirar de un carro con ruedas cuadradas ni el equipo saldrá beneficiado deportivamente ahora ni el club económicamente en los despachos el día de mañana.