ALICANTE. Ha superado el punto de no retorno hace tiempo... y por primera vez ninguna de las partes implicadas escurre el bulto, otra cosa es que sea fácil llevar a término la necesaria solución. El Hércules y la Generalitat Valenciana, representada por el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), trabajan en "una solución definitiva" para el estadio Rico Pérez, una actuación que implique piqueta, derribos y construcción de una nueva instalación, preferentemente en el mismo emplazamiento.
Ese es el deseo común de todas las partes, pero mientras se encuentra la fórmula que lo permita, el brazo económico del Consell va a acometer nuevas obras de urgencia con las que se tratará de paliar las deficiencias más urgentes antes de que el balón eche a rodar el último fin de semana de agosto, es decir, antes del inicio de la competición en Primera Federación. Estas no serán las primeras que lleve a cabo el IVF en el estadio que es de su propiedad desde 2017, pero sí las primeras bajo el gobierno del PPCV y Vox, y estarán enfocadas a mejorar la seguridad y, en la medida de lo posible, el confort. Las instalaciones eléctricas y los forjados, pero también la sillería y la megafonía serán el principal objetivo.

Hace poco más de dos años, en las últimas semanas del gobierno del Botànic (PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem), el banco del Consell invirtió exactamente 247.346,17 euros en unas obras enfocadas en sellar juntas de dilatación y sustituir algunas de las vallas.
Este verano las graves deficiencias (el riesgo de que un día se produzca una desgracia es más que evidente y si no h sucedido antes ha sido gracias a la providencia) que presenta el estadio han terminado colmando la paciencia de todos, empezando por los aficionados que han expresado su indignación e incluso preparaban una concentración: lo sucedido en los encuentros entre el Hércules y el Elche y el Real Murcia ha tenido precisamente a los políticos como testigos directos y de ahí lo que se espera que sea el penúltimo movimiento respecto a un estadio que la semana pasada cumplió 51 años de vida, pero por su más que deplorable estado parece tener más que su inquilino, un Hércules que va camino de celebrar su 103 cumpleaños.