ALICANTE. José Salinas jugará la próxima temporada contra el Elche, el equipo en el que se formó como futbolista. Lo anterior constituye una mala noticia encerrada dentro de una buena, toda vez que el callosino no continuará defendiendo la elástica franjiverde, pero su ya exequipo (contractualmente hablando, pues lo seguirá llevando en el corazón) competirá en la elite tras un meritorio ascenso... en cuya consecución el lateral ha tenido un papel más que destacado. Precisamente por todo lo anterior, negar que la baja de Salinas no es sensible resulta tan absurdo como creer que el Elche no podrá cubrirla con la incorporación de un jugador que como mínimo le iguale futbolísticamente y, al tiempo, es del todo normal que tanto el lateral como el club se esforzaran en dedicarse públicamente palabras de agradecimiento en la víspera del anuncio del fichaje de segundo por el Espanyol.
José Salinas, nou jugador del RCD Espanyol!
— RCD Espanyol de Barcelona (@RCDEspanyol) June 25, 2025
Benvingut a la família perica 🐦⚔️#RCDE pic.twitter.com/nEHZl8JI7K
El club del Martínez Valero ha tratado de retener a Salinas, que nadie lo dude. El problema es que, además de que pujaba fuerte su rival (o rivales en la carrera, pues el barcelonés no ha sido el único que ha intentado hacerse con sus servicios), al Elche se le terminó haciendo tarde. La entidad propiedad de Christian Bragarnik reaccionó a destiempo... pero por lo menos lo hizo. El empresario argentino no se enrocó como sí lo hizo con otro canterano que, casualmente, también terminó en el Espanyol como Óscar Gil. Las comparaciones son siempre odiosas, pero el motivo de la salida de este último y de Salinas es análogo: ambos estaban salarialmente a años luz del resto de sus compañeros de vestuario (y, especialmente, de aquello que les correspondía con base a su rendimiento sobre el césped) y acababan contrato. Ahora bien, la actitud del Elche no ha sido la misma en esos dos casos.
Bragarnik ha demostrado ahora que con lo sucedido con Óscar Gil aprendió algo que desconocía del fútbol europeo (los colores unen, pero no basta con eso) como lo hizo también de la planificación deportiva que abanderó en 2020, cuando apostó por un técnico (Jorge Almirón) y futbolistas foráneos que teniendo mercado en otras latitudes (donde han vuelto a brillar tras pasar por el Elche sin pena ni gloria, aunque dejando no poco dinero en algún caso) no conocían LaLiga (sin ir más lejos, además de por su pobre rendimiento, en su día el bueno de Youssouf Koné fue el gran damnificado por la irrupción de Salinas). Igual que se terminó imponiendo la opción nacional para el banquillo en los cursos siguientes (salvo en el caso de Sebastián Beccacece... y así acabó el cuento), en los mercados de fichajes de las temporadas que siguieron a la 2020/21 el club franjiverde ha ido fundamentalmente a lo que ha ido. Sí, también vinieron (ofreciendo un nivel notable) Lautaro Blanco primero y 'Nico' Fernández después, por poner dos excepciones a lo anterior, pero qué menos siendo el dueño un profundo conocedor del futbol argentino.

También demostró el bonaerense en su comparecencia de prensa de hace unas semanas, tras el penoso arbitraje sufrido en Santander, que ha aprendido a cómo se gestionan esas situaciones en España una vez las pulsaciones bajan. Eso sí, que nadie se haga ilusiones con que vaya a cambiar su actitud ante el mercado de fichajes: después de lograr un segundo ascenso a LaLiga EA Sports cinco años después de un primero al que siguieron dos más que meritorias permanencias en aquella, Bragarnik sigue entendiendo que lo que más le interesa al Elche es un mercado de fichajes largo. Podrá formalizar operaciones (fichajes y traspasos o cesiones de futbolistas con contrato) antes de los días previos a que se cierre la citada ventana e incluso antes o poco después de que se abra, pero vamos a vivir otro mercado de esos eternos y controlando el gasto (aunque LaLiga pueda abrir la mano a la hora de tasar a los futbolistas que los clubes quieren incorporar, ese otro factor que condiciona casi tanto como los ingresos y gastos que se presupuestan o las deudas que se puedan arrastrar a la hora de establecer el límite de coste de plantilla deportiva inscribible). Porque, ¿prefiere el Elche recuperar a Lucas Boyé o que el Granada lo traspase a un tercero teniendo en cuenta que ostenta el 30% de los derechos económicos sobre el delantero? ¿Y reforzarse con Saúl Ñíguez más otros jugadores de garantías para afrontar el reto de la permanencia es compatible a nivel de límite salarial con traspasar también ahora a 'Nico' Fernández y 'Nico' Castro por un total de menos de 10 millones de euros?