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Los festivales de cine se suman a las denuncias por el caos en las ayudas del IVC

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VALÈNCIA. Sigue el goteo de quejas de los sectores culturales por las convocatorias de ayudas de este año dependientes del Institut Valencià de Cultura (IVC), sobre todo las relativas al audiovisual. Los festivales de cine, bajo el paraguas de la asociación FESCICOM, denuncian plazos imposibles y condiciones abusivas que, en la práctica, puede provocar que algunos tengan que renunciar a la ayuda otorgada al no poder cumplir con las exigencias del ente autonómico.

En palabras de la propia junta de FESCICOM, el sentir general de los gestores culturales estos días es de “histeria” porque el IVC publicó la resolución definitiva el lunes pasado y toda la documentación ha de estar presentada este mismo 22 de diciembre para hacer efectiva la subvención.

La principal queja de varios festivales es que el IVC exige una auditoria a todos los beneficiarios que hayan emitido más de 20 facturas o superan los 20.000 euros de presupuesto total del proyecto (es decir, que aunque el ente solo subvenciona parte, pide cuentas del total). La obligación de esta auditoria, que según explican desde la asociación “no esperaban”, se hace materialmente imposible para muchos proyectos por la falta de tiempo y también porque el gasto de la misma se comería parte de una subvención que puede no ser cuantiosa.

Aunque FESCICOM se ha quejado abiertamente al IVC por las diferentes correcciones de errores de la convocatoria y las novedades “mal comunicadas”, desde el ente autonómico se han negado a una prórroga del plazo de justificación porque queda apenas un semana para que acabe el año, y por tanto, el límite para procesar toda la documentación y ejecutar el presupuesto.

También desde la asociación recuerdan que el mal funcionamiento de las ayudas ya se ha cobrado su primera víctima: la MICE, el festival de cine educativo, que suspendió su edición en València ante la incertidumbre de la convocatoria. “Habrá festivales que, por el caos de este año, en 2026 recibirán muchos menos fondos, y algunos podrían llegar a cancelarse”, advierten. “En vez de foment [fomento] del audiovisual, parece que estas ayudas sean de enfonsament [hundimiento]”, finiquitan.

El destajo como justificación

“El IVC siempre ha funcionado mal y ha sacado las ayudas a destiempo, pero lo de este año ha sido sangrante”, confiesa el director de un festival en conversación con este diario. El IVC acumula este año comunicados y quejas públicas por sus ayudas como nunca antes. En todos se denuncian las condiciones en las que se han desarrollado, pero como muchas empresas y proyectos dependen de ellos, acaban saliendo del paso porque la cuestión acaba siendo elegir entre el susto o la muerte.

Las quejas de los festivales de cine se suman a las de las productoras, que hace unas semanas denunciaron la posible nulidad de varias comisiones de valoración al no cumplir con una paridad exigida en las propias bases de la entidad. Otra vez, el sector decidió pasarlo por alto porque, de lo contrario, las ayudas, a estas alturas del año, estarían en serio peligro.

También la Federación de Asociaciones de Guionistas Audiovisuales (FAGA) difundió un comunicado denunciando plazos "casi imposibles” en las ayudas a la escritura y desarrollo de proyectos audiovisuales. “Las personas sobre las que recaiga la ayuda apenas contarán con dos semanas para escribir su guion, imposibilitando a todas luces el objetivo final de las ayudas: la redacción de buenos proyectos”, advirtieron.

El mismo destajo ha sido la excusa para ni siquiera poder convocar una línea de ayudas dotada con 300.000 euros, que se han perdido totalmente. El IVC apartó esa cantidad para crear una nueva subvención “para documentales sobre tradiciones vivas y sectores artesanales tradicionales de la Comunitat Valenciana”, pero no ha publicado convocatoria alguna. El ente ha asegurado que saldrá “al principio del próximo año”, pero, claro, con cargo a los próximos presupuestos.

Y más allá del audiovisual, la asociación Comité Escèniques también denunció el “caos” de varias subvenciones, incluso en la fase final de justificación de las mismas.

Convocatorias tardías, continuos cambios y correcciones de errores y exigencias abusivas: esta es la radiografía compartida por todas las asociaciones que han ido pronunciándose. Todo lo contrario a lo que se prometió desde el IVC en febrero de este mismo año, tras el ‘fichaje’ de una nueva Jefa de Ayudas, que llegó a garantizar que las convocatorias saldrían antes de las vacaciones. El IVC buscaba entonces un golpe de efecto que calmara al sector profesional, pero el año ha acabado precisamente con casi todos los frentes encendidos.

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