VALÈNCIA. “Guillem era un joven que amaba la “llengua” -el valenciano-, su tierra, la cultura y las tradiciones. Defendía las causas justas y siempre estaba al lado de quienes más lo necesitaban (...) Guillem odiaba a los que odian, amaba la vida y la diversidad y por eso tenía la esperanza de vivir en un mundo mejor y más justo”. 

Con esta carta de presentación comienza el cuento El vol de Guillem (Caliu Editorial), con una descripción para presentar a Guillem Agulló, un joven de Burjassot que fue brutalmente asesinado por un grupo de extrema derecha la madrugada del 11 de abril de 1993. Un retrato realizado por Betlém Agulló i Salvador, la hermana de Guillem, quien presta sus palabras para introducir su historia que ahora forma parte de un cuento. 

La primavera es el momento ideal para recordar entre flores a un joven cuyo relato ahora vive impasible al tiempo entre las páginas de un cuento que es un canto a la vida. Lo hace con un relato escrito por Ricard Tàpera, ilustrado por Helga Ambak y que cuenta con la colaboración de la hermana de Guillem: Betlem Agulló -encargada del prólogo- y de Toni Sánchez (Panxo) y Marcos Úbeda, que trabajan en la composición del Vals de Guillem que está escrito en las páginas finales del cuento y que se musicalizará en las próximas semanas. 

Bajo el reto de ser fiel a la memoria de la vida de Agulló tanto Tàpera como Ambak se pusieron a trabajar los textos e ilustraciones de El vol de Guillem junto a la familia, cambiando cada pequeño detalle hasta que estuvieran conformes con el relato. Así, trabajando con mucha delicadeza y respeto por la memoria de Guillem, comenzaron a conformar este cuento referido a niños y jóvenes que habla sobre la libertad, la justicia y la “defensa de la dignidad”. “Queríamos contar su historia en un relato que se centre en su vida y no en su muerte, queremos contar una parte simbólica de su vida que hable de quien es y en quien se ha convertido”, apunta Tàpera sobre la creación del relato.

Para ello relee -con mucha angustia- los artículos sobre el asesinato de Guillem y vuelve a ver la película de La mort de Guillem, a la que hace un pequeño guiño con la elección del título de este cuento: El vol de Guillem, en el que esta vez el protagonista es la vida y una parte del relato que evoca a su recuerdo y lo celebra. 

Recogiendo los pedacitos de su historia, se dibuja a Guillem jugando con sus amigos, correteando con su perrita Laika y defendiendo los valores que siempre llevó por bandera. Con motivo de adecuar la historia de este protagonista a un lenguaje infantil y juvenil, Ambak dibuja una enorme “tormenta” que provoca que Guillem se pierda en el bosque y que Tàpera identifica con “el fascismo, la desmesura y la violencia con la que se asesina a Guillem”. 

Teniendo esta metáfora, y siguiendo con el relato del bosque y la naturaleza en el cuento, Guillem se reencarna en una mariposa para seguir visitando a sus amigos y a sus seres queridos.“Queremos que el cuento lleve una reflexión sobre su historia y su recuerdo, y que pueda reivindicar su historia y su figura. Para eso escogemos el vuelo de una mariposa que representa su libertad, y que tiene un simbolismo plagado de colores”. 

Hilando también con la primavera y el “renacer” de su relato Tàpera se permite algunas licencias poéticas para poder hablar de Guillem “celebrando su vida”. “Con este cuento podemos hablar de Guillem como una persona que se ha convertido en un símbolo único y que habla sobre la libertad, el renacer y la dignidad. Hablamos de una persona que tiene unos ideales muy marcados que cabe recordar entre este tipo de historias”. Así, entre colores vivos, mariposas que campan a sus anchas y con mucha sensibilidad Ambak y Tàpera retratan la historia de Guillem para hablar de su lucha, de la dignidad con la que debe ser recordado y de su legado.