Cultura

El proyecto de docuficción 'Kiboko' culmina su 'crowdfunding' y entra en la recta final del rodaje

El mediometraje de Julie-Estel Soard y Noelia Fluxá recupera la memoria del mítico bar de la Vila Joiosa, símbolo de libertad y diversidad en los años 80, como una oda a los 'safe places'

LA VILA JOIOSA. El bar Kiboko fue refugio y ahora se transformará en relato. El establecimiento, referente de la 'movida vilera' entre los años 1983 y 1996, se convirtió sin pretenderlo en una revolución. Un espacio libre y diverso en la Villajoyosa de los años ochenta que fue mucho más que un local: fue un hogar para quienes no encajaban en los moldes del momento. Ahora, pasará a ser relato de la historia local tras culminar la campaña de crowdfunding emprendido por las cineastas Julie-Estel Soard y Noelia Fluxá (Juno Media) para llevar a cabo el rodaje de la docuficción homónima.

De esta manera, más de cuatro décadas después, ese legado regresará a la pantalla gracias al empeño de Soard y Fluxá —con la coproducción de TAGA Producciones, liderada por Tania Galán—, quienes han querido rendir homenaje a un lugar que sigue resonando como símbolo de comunidad, resistencia e identidad. Y lo hacen con un proyecto audiovisual nacido desde abajo, impulsado por 143 personas que han hecho posible su recta final gracias a esta campaña de micromecenazgo cerrada con éxito en Platino Crowdfunding. “Esa revolución silenciosa que supuso el Kiboko, el haber hecho historia sin proponérselo, es lo que hace aún más poderosa esta historia”, afirman sus directoras.

Kiboko no es un documental al uso. La historia se construye en formato docuficción, entretejiendo testimonios reales con una narrativa dramatizada guiada por una cronista —interpretada por la actriz Teresa Grau— que recorre los recuerdos del pueblo, las voces que han permanecido en silencio, los objetos que aún conservan aroma a contracultura. Una mirada emocional y estética que conecta el ayer con las nuevas generaciones. “Sentimos que esta historia necesitaba llegar lejos; para eso, teníamos que proponer algo diferente, que conectara también con las nuevas generaciones”, explican Soard y Fluxá.

Desde su primera jornada de rodaje en mayo, el equipo ha tenido acceso a fotografías originales, camisetas, cassettes y objetos personales de quienes vivieron el Kiboko desde dentro. Parte de ese material se integrará en pantalla, junto a una recreación parcial del local, respetando la atmósfera única que lo caracterizaba. La grabación de la voz en off se ha llevado a cabo en Órbita Sonora, con la colaboración de Krystel y Leandro, mientras que la banda sonora, compuesta por Seaclub Music, ha sido desarrollada desde el primer momento como una pieza emocional clave, inspirada en los ritmos y pulsos de los años ochenta.

La semilla del proyecto fue plantada por Miguel y Ángel, quienes compartieron la idea original con el colectivo Vila Diversitat. En poco tiempo, la propuesta evolucionó hacia algo más amplio y ambicioso: un relato coral, donde cada recuerdo sumaba un fotograma y cada vivencia personal se tejía en una narrativa común. “El guion no lo hemos escrito a puerta cerrada; todo el pueblo, desde su punto de vista subjetivo de la historia, ha sido parte del equipo de guion”, confiesan las directoras. “Este es un proyecto vivo que se transforma cada día y lo seguirá haciendo hasta que termine la postproducción”, sentencian.

Rodaje en marcha y estreno simbólico

Aunque el Ayuntamiento de La Vila Joiosa ha colaborado con parte de la financiación, el empuje definitivo ha sido ciudadano. La campaña de micromecenazgo ha conseguido reunir 8.349 euros, superando el objetivo mínimo fijado de 8.000 euros, gracias al entusiasmo y compromiso de 143 mecenas individuales. “143 personas han depositado su confianza en nosotras y ahora somos un equipo de 143 personas más; el apoyo ha sido inmenso, no solo económico, sino emocional, y es una sensación preciosa”, agradecen Soard y Fluxá.

Tras cerrar la financiación, el equipo entra en la fase final de rodaje, prevista para este mes de agosto. Restan dos jornadas de grabación que permitirán recrear la atmósfera del Kiboko con todos los elementos artísticos ya ensamblados. Así, la obra tendrá una duración estimada de veinte minutos, siendo producida por Juno Media, con la colaboración de Vila Diversitat y el Ayuntamiento de La Vila. Una fase final que conducirá al estreno local como primer gran hito del proyecto. Se celebrará en la Vila Joiosa en un acto cargado de valor simbólico que servirá para cerrar el círculo allí donde todo comenzó. Después, el objetivo será mover la película por festivales nacionales e internacionales, buscando abrir conversación sobre identidad, memoria, disidencia y libertad.

Ayer un bar y hoy un símbolo

“Reivindicar la libertad de todas y todos es una misión diaria”, destacan sus directoras. “Kiboko aporta verdad, amor y unión; es el fruto de una generación que sigue creyendo en eso”, concluyen. Kiboko fue un lugar, pero también una forma de estar en el mundo. Su historia, rescatada por una comunidad entera encuentra ahora una nueva vida en la pantalla, recordando que los espacios seguros no siempre se heredan, sino que también se construyen.

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