Cultura

Compartiendo la sorprendente Montaña Palentina

  • Espigüete, el K2 palentino

ALICANTE. Bien podría decirse que la Montaña Palentina es el gorro de la espigada provincia que lleva su nombre. Guardo, Cervera de Pisuerga y Aguilar de Campoo son de oeste a este sus principales poblaciones que se comunican por una espaciosa carretera de la que surgen otras secundarias que nos conducen a toda su geografía.

Para quienes la desconozcan, sirva como botón de muestra que alberga 30 iglesias románicas y cuenta con 56 cumbres que superan los 2.000 metros. En lo que respecta al alojamiento, brinda una variada oferta para todos los gustos y bolsillos, incluyendo el Parador de la provincia sito en un rincón privilegiado del municipio de Cervera. En relación a la gastronomía, sus restaurantes y mesones ofrecen manjares típicos de la Montaña como la olla ferroviaria, las patatas a la importancia, las jijas (un picadillo de carne adobada), las patatas revolconas con torreznos y su cocido tradicional, además  platos de vacuno y carne de caza. Asimismo, debemos destacar su propuesta deportiva: escalada, barranquismo, esquí de montaña e, incluso, deportes náuticos (salvo los de motor) en los embalses de Ruesgas y Aguilar que están habilitados para el baño.

  • La emblemática Peña Redonda

Lugares imprescindibles

Realizaremos un recorrido por el norte de Palencia sin realizar altos, aunque el futuro viajero lógicamente lo tendrá que dividir en jornadas o acomodarlo según sus preferencias, e igualmente deberá informarse sobre los días y horarios de los sitios visitables. Guardo será nuestro punto de partida, Cervera el intermedio y Aguilar el de llegada, que a la vez nos servirán de base para conocer sus áreas aledañas.

Guardo está marcada por la extinta minería del carbón y por ser uno de los focos de la Revolución de Octubre de 1934 en la comarca. Destacan su iglesia gótica de San Juan Bautista y un mural que está catalogado como uno de los mejores del mundo. También se impone la visita a su mercadillo que es el mayor de toda Palencia, donde encontramos viandas poco comunes por nuestros lares como las conservas de agujas gallegas y el garbancito pedrosillano de los cocidos palentino y lebaniego.

Dejamos atrás la ciudad, enfilamos la carretera mencionada al principio y enseguida vemos a la derecha la Cueva de Guantes cuyos vestigios más relevantes son restos óseos de osos que murieron durante la hibernación y herramientas de los últimos neandertales. Retomamos nuestra marcha y en Santibáñez de la Peña nos desviamos a la derecha en busca de Viduerna de la Peña, cuna de uno de los últimos de Filipinas, según reza una placa que luce en una plaza del centro junto a un monumento conmemorativo. Retrocedemos a Santibáñez donde se halla el Castro de la Loma, un yacimiento cuyos restos de materiales bélicos y de indumentarias revelan el dramático final de la civilización cántabra a manos de las legiones romanas. «Es una de las batallas mejor conservadas del mundo romano», según los especialistas.

Proseguimos nuestro recorrido y al poco tomamos a la izquierda una carretera que nos conduce a un bello paraje que es un remanso de paz y espiritualidad: el Santuario de la Virgen del Brezo que se erigió sobre una ermita que mandó construir Alfonso X el Sabio. Desandamos el camino para retomar la carretera principal y unos minutos después nos desviamos a la derecha en dirección a Villalbeto de la Peña, un encantador pueblo que está rodeado por fértiles prados y regado por un río y varios manantiales, que ha pasado a la historia de la ciencia por el meteorito que impactó en su término en 2004 y que constituyó una página crucial en la astronomía internacional.

Regresamos a Guardo, lo cruzamos y nos dirigimos a Velilla del Río Carrión para ver sus Fuentes Tamáricas que datan de la conquista romana y cuya singularidad consiste en que se llenan o vacían de forma caprichosa.

  • La Vía Láctea sobre la Montaña Palentina -

En la misma localidad de Velilla iniciamos la Ruta de los Pantanos y unos pocos kilómetros más adelante, desde la lejanía, nos dan la bienvenida los colosos Curavacas y Espigüete, el K2 palentino. Avanzamos por una carretera sinuosa que circunvala por la derecha una serie de grandiosos embalses y pasamos por los pintorescos pueblos que los custodian, aunque hemos de estar atentos a los rebecos y ciervos que pueden cruzarse en nuestro periplo. En cuanto a estos últimos, es recomendable visitar la comarca a principios de otoño para escuchar la berrea, una de las maravillas de la naturaleza. Y como es natural hacemos una parada en alguno de los miradores, sacamos los prismáticos y si la suerte nos sonríe tal vez podamos descubrir algún oso deambulando por sus dominios de alta montaña. Finalizamos la visita a los Pantanos en…

Cervera de Pisuerga, desde donde partimos hacia la Tejada de Tosande por nuestra consabida carretera y emprendemos una excursión para disfrutar de una de las concentraciones de tejos de mayor extensión de la península. Esta conífera puede crecer hasta los veinte metros, llegar a los cuatro de diámetro y alcanzar una longevidad que puede superar los dos mil años.

Volvemos a Cervera, callejeamos por su centro histórico para contemplar sus plazas porticadas y sus casas de piedra blasonadas. En nuestro paseo preguntamos a un lugareño por un conocido establecimiento de venta de licores en que ofrecen las poco usuales catas de orujos que, salvo el conductor del vehículo, todos degustamos.

Reanudamos nuestro itinerario por la comarca y vamos hacia el norte hasta encontrar la colegiata de San Salvador de Cantamuda, uno de los templos más notables del románico palentino que se distingue por su esbelta espadaña. Seguimos adelante y al poco nos desviamos a la derecha hasta llegar a Santa María de Redondo desde donde ascendemos por un sendero que enseguida nos permite ver el pico Tres Mares, cuyo curioso nombre procede del hecho de que por sus laderas bajan aguas que, tras surcar riachuelos, afluentes y ríos, desembocan en el Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo. Continuamos subiendo y al final llegamos al Ribero Pintado, una rutilante formación geológica de formas y llamativos colores.

  • Fuentes Tamáricas de Velilla del río Carrión

Retornamos a Cervera y nos desplazamos a partir de ahora hacia el este. A los pocos minutos entramos en la travesía de Rueda de Pisuerga, doblamos a la izquierda y en nada llegamos a San Cebrián de Mudá, hogar de una de las mejores reservas del bisonte europeo. Damos la vuelta y en Rueda seguimos nuestro rumbo. Al cuarto de hora bajamos las ventanillas y pronto empezamos a oler a galleta, señal inequívoca de que estamos en…

Aguilar de Campoo, la ciudad por antonomasia de la fabricación galletera. En cuanto a la villa, declarada conjunto histórico-artístico, merece que nos detengamos para admirar sus edificaciones románicas, góticas y renacentistas. Tras este alto, nos encaminamos hacia el norte y en Barruelo de Santullán disfrutamos de la experiencia de bajar a una mina y luego visitamos el museo minero (la localidad fue otro de los focos de la Revolución del 34). Proseguimos montaña arriba y en un santiamén nos recibe Brañosera, el primer municipio de España, que los reyes visitaron el pasado junio.

Abandonamos las tierras altas, atravesamos Aguilar y nos encaminamos hacia la parte más meridional de la comarca donde realizamos una miniexcursión para descubrir un enclave mágico bien desconocido en nuestro país: Las Tuerces, un laberinto de formaciones rocosas similar a la Ciudad Encantada de Cuenca.

Y como colofón de nuestro tour nos acercamos al Monasterio Cisterciense de San Andrés de Arroyo del S. XII, recorremos su interior y después compramos rica repostería artesana, elaborada por sus monjas de vida contemplativa, que cuando volvamos a nuestros hogares nos recordará nuestra estancia en la Montaña Palentina.

  • Villalbeto de la Peña, la villa del meteorito


 

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