Entrevista

Cultura

Carmen Mola: "En unos años podremos contar la realidad de hoy como comedia"

Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero presentarán al público alicantino su última novela, 'El clan', este viernes, en una nueva cita de las 'Veladas literarias' del Maestral

  • Agustín Martínez, Jorge Díaz y Antonio Mercero
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ALICANTE. El clan, la última novela del trío literario Carmen Mola, llegaba a las librerías hace un año como la quinta entrega de la saga protagonizada por la inspectora Elena Blanco. Era, además, la más ambiciosa de todas. Mientras las anteriores transcurren casi por completo en Madrid, aquí amplían el escenario a África y Europa del Este, circuitos de tráfico internacional. Un thriller global que convierte el cierre de la saga en una historia sobre el alcance mundial del poder corrupto y que enfrenta a la inspectora a un enemigo invisible. Y el otro clan (o más bien “pandilla”), el que conforman los autores Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, presentará al público el libro este viernes, 14 de noviembre, en una nueva cita de las Veladas literarias de Vectalia y ASISA en el restaurante Maestral, que además será el último evento promocional del libro con el que dicen adiós a la inspectora.

— El título puede leerse en varios niveles: el clan de los criminales, el de los policías… e incluso vosotros mismos, que sois un trío creativo muy unido. ¿Hay algo de metáfora autorreferencial en ese concepto?

— Jorge: Nosotros más que un clan somos una pandilla (ríe). Sabíamos que El clan iba a ser la última novela de Elena Blanco, un personaje muy importante para nosotros, y queríamos enfrentarla a algo nuevo. Ya habíamos hecho lo del asesino psicópata, el retorcido… queríamos subir el listón. Así que pensamos: ¿con qué puede enfrentarse la inspectora que esté por encima de todo lo anterior? Y la respuesta fue el sistema.

Lo llamamos El clan porque aglutina todos los tráficos posibles: armas, personas, órganos, drogas, pero sin querer hacer metáforas con nosotros. No llegamos a tanto (ríe).

— ¿Qué queríais transmitir cuando habláis del paso del “mal individual” al “mal en red”?

— Agustín: En las primeras novelas había un toque clásico, muy del thriller de los noventa: un psicópata retorcido y un investigador que debía atraparlo. En Las madres ya introdujimos un tipo de mal más social, con las tramas de vientres de alquiler o la corrupción. El clan es el paso siguiente: el enemigo imbatible no es una persona, sino un sistema global.

Ese sistema no tiene forma. Puedes cortar una cabeza, pero aparecerá otra. Es un mal enquistado en la sociedad, extendido como un cáncer. Es el enemigo invisible, contra el que parece imposible ganar.

  • El clan, de Carmen Mola

— ¿Depositasteis también emociones personales en la despedida de Elena Blanco?

— Jorge: Claro. Ha sido un personaje importante, y nos ha costado dejarla. Pero lo hicimos por respeto, no por cansancio. Queríamos terminar su historia cuando aún estaba en alto. Siempre decimos en broma que queríamos ahorrarnos la decimoséptima entrega en la que Elena Blanco se enfrenta a zombis.

Antonio, que es el más sentimental de los tres, dice que se le humedecieron los ojos cuando escribió las últimas páginas. Yo no he llegado tanto, pero sí la he despedido con cariño y agradecimiento.

— La saga ha evolucionado mucho desde La novia gitana. ¿Ha cambiado también vuestra forma de escribir?

— Agustín: Sin duda. Empezamos con La novia gitana casi como un juego, un artefacto de entretenimiento. Pero no nos hemos acomodado. Hemos ido buscando retos nuevos, y eso te cambia.

Un punto de inflexión fue La bestia. Pasamos de la novela negra procedimental al thriller histórico, y eso nos obligó a reinventarnos. Cada reto nuevo nos hace crecer.

— ¿Y cómo ha sido para vosotros el reto de abordar literariamente ese enemigo tan global y menos localizado?

— Pues ha sido un reto también para nosotros, no solo para la inspectora. Hacer un asesino un poco rebuscado en el fondo ya sabíamos hacerlo; habíamos hecho varios. En este caso, no podía llegar Elena Blanco y decir: “está usted detenido”.

  • Agustín Martínez, Jorge Díaz y Antonio Mercero

Era complicado centrarlo en personas para que no quedara completamente ajeno al mundo del lector, pero llevamos un año hablando con los lectores y creemos que ese proceso de entender lo que queríamos contar se ha hecho con acierto.

— En El clan abordáis un mal institucionalizado, con ramificaciones políticas y económicas. ¿Habéis tenido que inventar mucho?

— Agustín: Diría que esta es la novela en la que menos hemos tenido que inventar. Muchas de las cosas que contamos están sacadas de los periódicos. La guerra de Liberia que describimos, el viaje migratorio, las mafias, la connivencia de ciertos cuerpos del Estado con redes criminales… Todo eso es real.

Hemos hecho un retrato de los males que ya están ahí y con los que convivimos. Hay más descripción y menos ficción, por terrible que esto parezca. El primer capítulo, tan crudo, está casi copiado de testimonios reales. Por desgracia, esa violencia es moneda corriente.

— ¿También hay paralelismos con la actualidad española? ¿Os inspiró algo de lo que vemos últimamente en las noticias sobre las esferas de poder?

— Agustín: Sí, claro. Algunas tramas se inspiran en casos reales: una empresa de mercenarios que existe, casos de connivencia policial, redes que operan en nuestro país…

— Jorge: Siempre se dice que la realidad se cuenta primero como drama y después, con perspectiva, como comedia. En unos años podemos contar la realidad de hoy como comedia.

  • Agustín Martínez, Jorge Díaz y Antonio Mercero
 
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