Libros y cómic

LA LIBRERÍA

Álvaro Aparicio es puro canon en ‘Más allá de Lovecraft’

El autor uruguayo, experto en el genio de Providence, continúa con su labor literaria para actualizar el legado del círculo con auténtica calidad y la originalidad debida

  • Álvaro Aparicio

VALÈNCIA. Pocas cosas existen más inquietantes, abominables, horríficas o nauseabundas a escala ciclópea que admirar a un autor de historia, contexto, cultura y referentes lejanos, tratar de imitarlo, y fracasar en el intento: al protagonizar una secuencia como esta (fuera de la juventud), uno renuncia definitivamente a su propia voz, y en la intentona, se queda afónico o algo peor. Existen nombres con los que sucede mucho: vienen a la mente Sylvia Plath, Jack Kerouac, o Chuck Palahniuk, por citar solo unos pocos ejemplos, e incluso razonando acerca de imitadoras e imitadores que han tratado de hacerlo con menor o mayor disimulo o fortuna, y que sin duda siguen haciéndolo, su número palidece ante la desconcertante popularidad de alguien a quien esto, sin duda, le habría sobrepasado, pese a ser más sociable de lo que podría parecer (bueno, no con todo el mundo, en el amplio sentido de la palabra y de sus habitantes). De un tiempo (no ignoto, sino próximo) para acá, son legiones, hordas blasfemas y antediluvianas las que producen todo tipo de invocaciones perezosas y balbuceantes con el objetivo de hacerlas pasar por novelas, relatos o guiones solo por medio de atribuirles el calificativo manoseado, ultrajado, lovecraftiano, o en su defecto por encuadrar sus obras en el territorio del horror cósmico. La gran fama actual del Antiguo Caballero y del tipo de terror que tanto trabajó junto a sus acólitos debe tener su origen y motivo en las asombrosas verdades a las que está llegando la ciencia, que ha descorrido el velo de un cosmos en el que pozos gravitatorios aniquilan toda posibilidad de conocer lo que sucede dentro de sus singulares simas, gusanos conceptuales horadan el tejido mismo del universo y en el que el tiempo ya no es uno, sino muchos, o ni siquiera eso: quizás no haya tiempo, sino cambio y entropía. Sea como sea, ahora más que nunca se aborda la parálisis o la infinita vulnerabilidad del ser humano ante acontecimientos demasiado grandes para unos animales que miran a las estrellas fascinados pero que ni siquiera han pisado un planeta de los quintillones que se estima que podrían existir.

Ma?s alla? de Lovecraft
  • Ma?s alla? de Lovecraft -

Sin querer, eso parece, esta fatalidad remite casi siempre al pobre HP Lovecraft, por ser seguramente el referente más conocido a nivel gran público de su corriente literaria, de la cual él es un eslabón más, ni el primero ni por supuesto el último. Ahora mismo acecha en confines no euclidianos de la realidad un experto en la obra del Gentilhombre de Providence que ha logrado, tras innumerables viajes astrales a lugares a los que casi nadie llega y de los que nadie vuelve indemne, configurar una obra propia extraordinariamente buena y consistente con este legado, algo difícil, muy difícil, porque es un legado envenenado, muy hijo de su momento,

y es bien sencillo caer en el peor de los ridículos cuando se lo intenta hacer seguir copiando sus rasgos más evidentes en lugar de lo que subyace y se arrastra bajo el texto. Álvaro Aparicio, maestro de lo azathóthico, ya nos regaló aquel fascinante A propósito de Lovecraft que publicaba El Transbordador, y nos regala ahora Más allá de Lovecraft, que es tan excelente como el anterior, porque ambos forman parte de una apuesta literaria que confiamos en que todavía tenga por delante varios títulos más. Como en el libro anterior, Aparicio selecciona diferentes personajes de la mitología del Poeta de lo Impensable y los traslada hasta nuevas historias escritas con tanto conocimiento y respeto como talento y buen gusto, pero no solo los trae a ellos —Yog-Sothoth, el color que cayó del cielo o el Rey de Amarillo—, sino también al propio Círculo de Lovecraft: Clark Ashton Smith, Robert E. Howard, August Derleth, quienes protagonizan en esta ocasión un relato muy inteligente y siniestro al que entramos de cabeza suspendiendo todo tipo de incredulidad, lo cual, hablando de lo que hablamos, ya es decir.

“Cada fogonazo te acercaba a la Carcosa arrasada, a la Carcosa consumida, a la Carcosa que pretendía tu Rey de Amarillo. A la vestal de piernas desproporcionadamente largas que paseaba bajo los arcos de un acueducto ruinoso. Al humanoide de colmillos de jabalí que reptaba por un tubo de lava repleto de inscripciones refulgentes. A los tumorosos árboles de filamento que se deshilachaban al viento. A la gigantesca cabeza cadavérica que flota a la deriva en la oscuridad de una cisterna perdida. Al guardián de túnica azul que vigila un obelisco entre dunas del tamaño de montañas. A las tristes y bellas avenidas de Carcosa, donde las fachadas son ahora el hogar del silencio, de lamias y entidades que observan, agazapadas, desde rincones y otras geometrías”. Este es solo un ejemplo de los brillantes pasajes que nos aguardan en Más allá de Lovecraft, que por si fuera poco muta de género de tal manera que pasamos del aroma siniestro de un capítulo de Expediente X de los mejores (no los de la trama alienígena) al dulzón de la carne en descomposición en una historia criminal y monstruosa potentísima que, como las dos siguientes, logra hacernos olvidar que el libro que leemos es un volumen de relatos, porque cada una de estas tres historias llega a tal nivel de autonomía y calidad que nos desconecta de todo lo demás. Qué decir del bardo demoníaco, de su aparición y de su terrible pacto: una delicia genial con ecos de aprecio barkerianos. Hasta aquí el libro vale su peso en sacrificios innombrables, pero el colofón, ese Más allá del Rey Amarillo ambientado en un episodio histórico, con derroches de imaginación como el citado anteriormente y con una extensión de nouvelle, exige comprar un segundo ejemplar y regalárselo a alguien para que a Aparicio las cosas le vayan bien y decida regalarnos, al menos, un tercer título de esta fabulosa y maligna serie.

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo