ALICANTE. La cantante oriolana, conocida por su sensibilidad vocal y su fusión de géneros —del bolero al rap; del soul al flamenco—, ha decidido dar un giro rotundo a su carrera. Lejos de su tierra, lejos de los sonidos que la vieron nacer, Aixa Sáez compone ahora desde el vértigo de empezar de nuevo. Desde el desarraigo. Desde Madrid. Y lanza un primer single de adelanto desatando sus Demonios.
— Demonios suena como un grito de ruptura. ¿Qué necesitabas romper exactamente?
— Con Demonios quería expresar exactamente eso, una ruptura con lo establecido, con lo normativo; es un grito al poder de decisión en el camino de cada uno para ser como se quiera ser y expresar lo que necesite. En mi camino necesitaba eso concretamente: dejarme llevar por nuevas creaciones, sonidos, escribir sobre lo que sentía y cómo me sentía. Es un grito que clama por poder ser quien sientas ser, sin pensar en lo establecido.
— ¿Cómo surgió la primera idea del tema? ¿Recuerdas el momento o el impulso que lo originó?
— Sí, estaba escuchando a Zahara, su canción La ternura. Un nudo se me creó en el estómago y necesitaba escribir, decir lo que sentía y cantarlo, con una instrumental electrónica, que fuera algo que hiciera poner atención en la letra y en el sonido, que envolviera. Así salió; en el estudio lo tuvimos muy claro y salió muy fluido. La letra nos llevaba a ese sitio.
— La producción de VikohGroove marca un antes y un después en tu sonido. ¿Qué buscabas en él que no encontrabas en otros productores?
— Sobretodo buscaba producciones urban. Esa manera de producir más actual. Un aire fresco. Esa manera que tiene de crear desde cero, de meterse en nuevos registros sin miedo a experimentar.
— El single parece hablar desde una herida. ¿Qué demonios personales estás exorcizando con esta nueva música?
— El no tener miedo a crear desde otros sitios y no cerrarme en la música que ya conozco Poder experimentar una nueva Aixa con nuevos sonidos y nuevas ideas. Actualmente estoy produciendo después de terminar un curso de producción en Madrid. Creo que todas esas heridas de no creer en una misma para salirse del camino son las heridas de las que hablo en el nuevo disco y las que actualmente estoy curando, creyendo en mí y en el proyecto. Todas tenemos miedos; hay que saber afrontarlos.
— ¿Qué has descubierto de ti misma haciendo Demonios?
— Que hay que hablar de nuestros miedos, de nuestras realidades. Que hay que exponer lo que una piensa, luchar, darse a conocer y sanar.
— Vienes de una etapa muy enraizada en Orihuela, en tu familia, tu entorno… ¿Qué te llevó a cortar con todo eso y mudarte a Madrid?
— Creo que todo en la vida son etapas. Venía de una etapa de querer mucho mi entorno, mis raíces, lo que soy y de donde vengo. Todo eso te hace tener una seguridad y un confort del que quieres salir una vez que te planteas crecer y que tu proyecto avance; vivir. Y así decidí mudarme a Madrid para darle ese impulso que necesitaba mi carrera. Que el proyecto creciera, se transformara y experimentara.
— ¿Cómo te ha cambiado la ciudad a nivel artístico y emocional?
— Mi vida ha cambiado a un nivel brutal. Con este curso de producción, ahora compongo con mucho más criterio. Estoy pinchando con mi otro proyecto de una manera más consciente y más creativa. Vivir allí me quita todos los prejuicios que pueda tener. Me da otra perspectiva. Creas desde otro sitio. Te nutres de muchísimas personas y eso siempre es algo positivo.
— ¿Qué echas de menos de tu etapa anterior en la Vega Baja?
— Mi gente, las personas que me rodean, mis círculos, mi familia, mi montaña, mi playa, mi madre, mi abuela y sus pucheros, la comida y cómo nos cuidamos allí. Esos cuídados nos han hecho como somos.
— ¿Sientes que Madrid te ha obligado a tomar riesgos que quizás no habrías asumido en casa?
— Totalmente. En la capital experimentas. Tomas decisiones que desde una zona de confort jamás tomarías. Estoy muy orgullosa de haber tomado este camino. Hay que ser valiente para salir de un sitio donde estás bien y eres feliz.

- Aixa
— ¿Hay algo de tus raíces que, aunque no suene explícitamente, sigue presente en tu manera de crear?
— Creo que mis raíces siguen presentes en todos mis temas. La manera de escribir, las palabras, el acento, etcétera. Donde más creativa soy siempre es en los sitios donde me siento cómoda, como el entorno donde he crecido. Esos entornos han sido siempre sitios de inspiración.
— El título Lengua sangrante ya es toda una declaración. ¿Qué significa para ti? ¿Qué quieres contar con ese disco?
— Es el reflejo de una generación, de un qué decir, que se nos escuche, que se nos entienda. Creo que no hay mejor manera que expresarlo en versos, en canciones; esa es mi manera de reivindicar todas las emociones que llevo dentro.
— ¿Cómo estás enfocando este nuevo álbum a nivel compositivo y narrativo?
— Este álbum es todo un concepto. Siempre me ha gustado crear así, teniendo en cuenta todos los temas que quiero contar, a dónde quiero llegar y de qué manera. Narrarlo como si fuera una historia, poniendo al oyente en contexto, disfrutando de todo el proceso. La composición ha sido así, construyendo poco a poco y teniendo en cuenta todos los elementos a los que queríamos darle importancia.
— ¿Qué papel juega lo generacional y lo político en tu música?
— Un papel fundamental. No puedes escapar de lo político ni de los problemas generacionales cuando vives en lucha, cuando tienes inquietudes o cuando tienes unas raíces. Es muy importante que sepamos dónde estamos, cómo hemos llegado aquí, quiénes son nuestros antepasados y por qué lucharon. Para mí es algo primordial a la hora de crear. El arte es un escaparate muy fuerte que tiene que ser utilizado de la mejor manera posible para llegar a todas las personas, compartir y, sobretodo, hacer llegar un mensaje.

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