Para unos es un misterio, para otros existen debido a una superstición, para algunos no era más que un elemento decorativo. Para todos, se utilizó en las tuberías de las fachadas de casas al principio del siglo pasado y ahí siguen imperturbables al paso del tiempo.
Lo que sí son es una curiosidad. Y sabemos quién las hizo porque en muchas de ellas dejó huella la fundición que las puso, por lo que conocemos al culpable, si me permite definirlos así, como si se tratara de uno de los protagonistas del misterio de una novela policiaca. Me refiero a las caras del agua que "adornan" muchas tuberías o canalizaciones externas de las fachadas de inmuebles que fueron construidas hace casi un siglo o más.
Son esas tuberías de hierro fundido que servían como sistema de canalización de las aguas pluviales. Estas canaletas recogían el agua de lluvia impidiendo que se desplazara por las fachadas de los edificios donde estaban instaladas para evitar que causaran humedades y otros desperfectos.