VALÈNCIA. La digitalización de la administración valenciana entra en un momento decisivo. Tras los años de impulso extraordinario gracias a los fondos europeos de recuperación, los principales responsables tecnológicos de la Generalitat coinciden en que el desafío ahora es sostener lo construido, acelerar la modernización y preparar la transición hacia una administración “más inteligente, proactiva y centrada en el ciudadano”. Así lo expusieron los participantes en una mesa redonda celebrada este martes, organizada por ValenciaPlaza y NTT Data, en la que se abordaron los avances, retos y prioridades de la nueva etapa digital.

El director de NTT Data para el Sector Público en la Comunitat Valenciana, Juan Manuel Bóveda, abrió el debate recordando que los fondos europeos permitieron un salto tecnológico sin precedentes, pero advirtió de la “desaceleración” que se avecina y de la necesidad de buscar nuevas vías de financiación para no frenar el camino iniciado. “Ahora queda mucho por hacer: avanzar hacia una administración que se anticipe a las necesidades del ciudadano”, apuntó.

El escenario tras los fondos europeos

Los responsables públicos coincidieron en que los fondos Next Generation han sido cruciales para desplegar grandes proyectos.

El director gerente de ISTEC, Juan Alegre, recordó que la empresa instrumental tenía claro que los fondos debían servir para “dinamizar la digitalización”. El resultado ha sido una modernización profunda de la red de servicios digitales y un salto histórico en certificación electrónica: “Prepandemia emitíamos 55.000 certificados digitales; hoy estamos cerca del millón”.

Desde Educación, Juan José Zamorano Benlloch, subdirector general de Informática para la Educación, destacó que los fondos permitieron modernizar aulas y dispositivos: la implantación del wifi en todo el sistema educativo, la renovación de aulas de informática y la creación de plataformas centralizadas como Diurex —para garantizar seguridad y homologación en herramientas educativas— o PortalEdu. También subrayó la magnitud del despliegue: 33.000 paneles interactivos, 25.000 ordenadores y más de 500.000 tabletas.

En el ámbito global de la Generalitat, Javier Balfagón, director general de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, explicó que se han gestionado unos 120 millones “con la obligación de ejecutarlos muy rápido”, lo que ha supuesto presión administrativa. Los fondos han permitido modernizar la gestión procesal de Justicia, avanzar en ciberseguridad, digitalización social y servicios transversales.

Desde la Agencia Tributaria Valenciana, su director general, Ángel Zaera, estructuró los avances en tres ejes: mejor atención al ciudadano, mayor eficacia interna y lucha contra el fraude. La IA generativa —explicó— permite mejorar la calidad del servicio mediante agentes virtuales preparados para gestionar consultas tributarias complejas; mientras que la analítica avanzada sirve para cruzar datos del impuesto de Patrimonio, patrones de conducta e índices de riesgo fiscal.

El director general de Simplificación Administrativa, Francisco Ortega, detalló que los fondos han permitido detectar “muchísimas cosas que mejorar” en los procedimientos y han impulsado proyectos para simplificar formularios, ampliar mecanismos de identificación más allá del certificado digital —con sistemas similares a los del sector bancario— e incluso explorar canales populares como WhatsApp para la relación con la ciudadanía.

Grandes proyectos en marcha: identidad digital, dato único, IA y automatización

El debate permitió repasar los proyectos estrella que marcarán la administración valenciana en los próximos años.

Alegre destacó la modernización de la red de comunicaciones y el impulso a la identificación que ha permitido una administración “24/7”. Además, ISTEC está desarrollando pruebas piloto para la identidad digital europea, que formará parte del futuro reglamento europeo.

Zamorano recordó que Educación está desplegando asistentes conversacionales, automatización mediante RPA y el proyecto EVA para mejorar procesos de selección. Su objetivo: reducir la carga administrativa de docentes y centros.

Balfagón repasó Ciudadanía 360, diseñada para agilizar solicitudes y resoluciones, y el proyecto Ánima, que fija el modelo de gobierno del dato de la Comunitat. También subrayó el registro autonómico de algoritmos, una herramienta que ya está creada pero que requiere desarrollo y contenidos.

Zaera profundizó en los agentes virtuales para atención tributaria, que están dando resultados medibles: una tasa del 90% de éxito en extracción de datos en documentos estandarizados —como últimas voluntades— y un proceso que puede eliminar la clásica respuesta de “vuelva otro día por falta de documentación”. También apuntó que la analítica avanzada permite segmentar contribuyentes, anticiparse al fraude y priorizar campañas de control con criterios objetivos.

Ortega enumeró nuevas reformas normativas ya en camino: un decreto contra la hiperregulación, medidas para reforzar la unidad de mercado, modernización documental y la apuesta por sistemas de mensajería y biometría para una relación más accesible con la administración.

Claves del éxito: planificación, colaboración público-privada y lucha contra el tiempo

Para Alegre, la clave ha sido tener una planificación estratégica clara y hacer pruebas piloto antes de grandes inversiones. ISTEC, con más de un 70% de ingenieros, ha sido “capaz de sacar adelante proyectos complejos” gracias también a la colaboración público-privada.

En Educación, Zamorano explicó que la avalancha de expedientes y problemas globales de suministro dilataron plazos, pero la capacidad técnica interna permitió estandarizar, gestionar y mantener un parque tecnológico gigantesco.

Balfagón puso el foco en la anticipación y en la necesidad de recursos propios preparados para tecnologías emergentes, algo que —reconoció— todavía es un reto. Los partners tecnológicos han sido fundamentales para suplir estas carencias.

Zaera fue rotundo: “La colaboración público-privada ha sido determinante”, especialmente para testar tecnologías sensibles antes de implantarlas de forma definitiva.

Ortega añadió el factor político: “El impulso político ha sido clave”. Y subrayó la importancia de la gestión del cambio en una administración donde simplificar no siempre se entiende desde el principio.

Y ahora, ¿cómo sostenerlo cuando se acaben los fondos europeos?

A partir de 2026, el escenario cambia. Y todos lo admiten: el mantenimiento de lo construido será un desafío.

Alegre explicó que ISTEC, como sociedad mercantil, prioriza proyectos con retorno y prevé financiarse con fondos propios, colaboraciones público-privadas y, en último término, el presupuesto autonómico.

Zamorano advirtió de que, más allá de nuevos proyectos, simplemente mantener el parque de dispositivos será costoso cuando los equipos empiecen a fallar fuera de garantía.

Balfagón se refirió a la “conversión de inversión en gasto recurrente”: una vez un servicio está implantado, no puede retirarse. Confía en fondos estructurales —como FEDER— y en crear plataformas compartidas entre administraciones para reducir costes.

Zaera defendió avanzar hacia fondos más estables y aprovechar infraestructuras ya existentes.

Ortega insistió en que implementar tecnología es caro, pero mantenerla es más asumible, aunque difícil sin apoyos europeos: “Con fondos propios es complicado llegar”.

El gran reto: personal para la nueva administración digital

La transformación digital no avanza sin capital humano. Y ese es, para todos, el punto crítico.

Alegre habló del “gran drama del sector público”: atraer y retener talento. Plantea construir una propuesta de valor basada en proyectos interesantes y formación continua.

Zamorano denunció la dificultad para cubrir plazas técnicas y explicó que Educación solo puede avanzar aumentando la productividad del personal existente y con convenios con empresas como Microsoft o Canva.

Balfagón fue claro: el capítulo 1 “no crece ni crecerá”, por lo que la Generalitat trabaja en una reestructuración para amortizar plazas obsoletas y crear otras más técnicas, medir desempeño y reorganizar unidades.

Zaera explicó que la ATV ya ha reducido el coste de personal gracias a la automatización y destina los recursos a formación y tareas de mayor valor: inspectores, técnicos y agentes tributarios.

Ortega advirtió de que la tecnología no basta sin personal cualificado: “La tecnología te ayuda a invertir la pirámide, pero necesitas perfiles profesionales fuertes”.

Bóveda cerró recordando que la IA no viene a sustituir a trabajadores, sino a liberar tiempo para tareas de mayor valor, y destacó el papel del sector privado para formar a técnicos y directivos.

Prioridades para la próxima etapa

De cara a los próximos años, las prioridades son meorar la atención al ciudadano y más canales de relación, incluida una futura app móvil de la Generalitat; la reducción de carga administrativa en educación mediante automatización y asistentes conversacionales; un gobierno del dato, firma digital manuscrita y una web tributaria con visión 360; avanzar en la simplificación administrativa real, transparencia y procedimientos más ágiles; y la reorganización del personal y formación masiva para asumir nuevas tecnologías.

El debate dejó una conclusión unánime: el modelo administrativo valenciano está entrando en una nueva fase. La avalancha de proyectos financiados por Europa ha transformado la infraestructura tecnológica y la forma de relacionarse con la ciudadanía, pero ahora empieza el camino difícil: sostener esa transformación, consolidarla y adaptarla a un escenario presupuestario más exigente.

La meta —según todos los participantes— es la misma: una administración más sencilla, más rápida, más accesible y más inteligente. Y, sobre todo, capaz de anticiparse a las necesidades de la sociedad valenciana.