VALÈNCIA. El área metropolitana de Valencia, especialmente su flanco sur, ha sido durante décadas el conocido como cinturón rojo. L’Horta Sud ha funcionado como un bastión socialista, con alcaldías consolidadas y liderazgos locales de largo recorrido. Pero el mapa político de la comarca empieza a cambiar y a ponerse dificil de prever. Y lo hace, además, en un contexto marcado por la Dana del 29 de octubre de 2024, que sacudió por completo la estabilidad política.
Conviene recordar que en las grandes áreas metropolitanas el peso del voto es determinante: cerca de medio millón de personas viven en l’Horta Sud y casi 400.000 fueron llamados a las urnas en las últimas elecciones municipales. Un termómetro que hoy, según apuntan diversos analistas, muestra un cambio claro en la forma de votar. Cada vez es más evidente el voto en clave nacional, donde a la hora de elegir alcalde muchos ciudadanos proyectan su valoración del Gobierno de España.
A ello se suma la propia configuración de la comarca, marcada por su condición de “ciudades dormitorio”. El continuo traslado de vecinos desde Valencia hacia municipios medianos ha generado un mosaico social heterogéneo: en estas localidades conviven el votante de arraigo local y el recién llegado que, en muchos casos, ni siquiera identifica al alcalde de su municipio. Un equilibrio que altera comportamientos electorales, y que los propios alcalden no ocultan.
En este escenario, el PP ha ido ocupando su espacio. Aunque no ha dominado tradicionalmente los ayuntamientos de l’Horta Sud, tras las municipales de 2023 los populares crecieron en la mayoría de municipios y lograron arrebatar plazas clave a los socialistas. El caso de Torrent —segunda ciudad de la provincia— fue el movimiento más simbólico de ese avance.
Esa tendencia, sin embargo, quedó atravesada por la Dana. La reconstrucción aún marca el pulso diario de muchos municipios, pues pese aún con una fuerte inversión del Gobierno central, avanza con dificultades y sin mecanismos suficientemente ágiles. La gestión de la emergencia situó bajo escrutinio a todas las administraciones, pero especialmente a la Generalitat Valenciana, y derivó en una presión política y social que terminó con la dimisión del president Carlos Mazón. Desde entonces, anticipar cómo votará la comarca más afectada por la catástrofe resulta más incierto que nunca.
La salud del PP tras la Dana
Pese a este contexto, el PP se ha mantenido en su discurso habitual. En la mayoría de municipios se ha centrado en reivindicar la labor del Consell en la reconstrucción y en contrapesar las críticas hacia su gestión. Al mismo tiempo, ha intensificado sus reproches al Gobierno de España por lo que consideran "ayudas insuficientes y una coordinación deficiente" tras la catástrofe.
En algunos municipios, como Paiporta, ese posicionamiento ha sido clave en el papel de los populares en la oposición, proyectándolos como un contrapeso del ejecutivo local. En otros casos, la situación ha generado tensiones internas: en Aldaia, la concejala Paula García abandonó el partido tras denunciar la gestión de la Dana por parte de las administraciones, incluida la autonómica. Poco después, el portavoz Jesús Molins anunció que no repetirá como candidato en 2027, un gesto que evidenció hasta qué punto la catástrofe también ha tenido efectos orgánicos en la formación.
No es ninguna sorpresa. Son diversas las fuentes populares que confirman a este periódico su decepción con quien fuera el número uno de su formación en la Comunitat, Mazón. Otras fuentes de la comarca asumen la dificultad a la que se enfrentan en este contexto y la 'mala pasada' que conlleva para el PP en estos municipios la gestión del 29 de octubre. Aún así, son también varios los candidatos de l'Horta Sud que se ven fuertes de cara a las municipales y pese a todo lo ocurrido, esperan mantener sus números e incluso incrementarlos.
En este contexto, Vox podría adquirir un papel más decisivo del que ha tenido hasta ahora. Aunque su presencia en l’Horta Sud es limitada, el auge que pronostican diversas encuestas para la extrema derecha podría traducirse en un incremento de votos suficiente para influir en la formación de gobiernos. No tanto por su capacidad de liderar ayuntamientos, sino por su potencial para apuntalar mayorías del PP allí donde los no alcanzan por sí solos. Su crecimiento, si se confirma, reordenaría el equilibrio interno de la derecha y condicionaría las alianzas en una comarca que, históricamente, ha sido uno de los territorios claves de la izquierda valenciana.
La estabilidad tampoco ha sido absoluta en municipios gobernados por el PP. En Torrent, por ejemplo, el ejecutivo que lideran junto a Vox está en minoría y marcado por una moción de censura impulsada por los socialistas que no prospera ante el rechazo a pactarla con un ex edil de Vox, un veto defendido por la dirección autonómica del PSPV. Aun así, los populares mantienen mayorías absolutas sólidas en plazas como Alfafar o Massanassa, donde su hegemonía es incuestionable pese al desgaste que implica gestionar una emergencia de la magnitud del 29-O.