Los que conocen a Carlos Mazón (Alicante, 1974) dicen que siempre fue un tipo con suerte. Sus dotes de liderazgo dieron sus frutos de forma muy rápida. De la Universidad de Alicante al PPCV; del PPCV al Gobierno de la Generalitat, del Gobierno de la Generalitat a la Diputación de Alicante, de ahí a la Cámara de Comercio y posteriormente vuelta a la primera línea de la política. Sólo tuvo un contratiempo político que le quitó el sueño: en una de las derivadas del caso Brugal tuvo que declarar como testigo por unas supuestas donaciones de empresas que trabajaban en la Diputación -allía por 2007-08, él era el diputado de Infraestructuras con José Joaquín Ripoll como presidente-. Aquello se archivó y Mazón dejó la política sobre 2009, tras el congreso provincial del PP de Orihuela que plasmó la pugna entre campistas y zaplanistas, para estrenar nuevo cargo: gerente de la Cámara de Comercio. Desde entonces, siempre fue la gran esperanza de los herederos de Eduardo Zaplana y José Joaquín Ripoll, el elegido, para volver a conquistar el PPCV y la Generalitat Valenciana. Esperanza que tras dos años de Gobierno se ha truncado.
Para aquellos que no recuerdan lo de antes, remojo la memoria. En 1999, ya con la mayoría absoluta del PP en la Generalitat, es nombrado director general del Instituto Valenciano de la Juventud (IVAJ), etapa que le lleva a trasladar su residencia al cap i casal junto a su inseparable conseller José Antonio Rovira, otro alicantino que llega como director general de Educación, con el que compartirá piso y experiencias.
Durante ese mandato, el de 1999-2003, se produce un hito que, posteriormente, marcará la trayectoria del PP de la Comunitat Valenciana. Su mentor, Zaplana, es nombrado ministro de Trabajo y deja la Generalitat en 2002, que será ocupada de manera interina por José Luis Olivas hasta 2003, año en el que el candidato y posteriormente presidente será Francisco Camps. Desde entonces, comienza a vislumbrarse lo que pasaría más tarde y que también marcaría el futuro de Carlos Mazón.
Con la llegada de Camps, hay un pacto de no agresión entre sus afines y los de Zaplana, entre los que se encuentra el propio Mazón. En 2003, con el nuevo Consell, Mazón es nombrado director general de Comercio y Consumo, bajo el organigrama del conseller de Industria, el también zaplanista Miguel Peralta. No es que cayera en desgracia, pero sí pasó a un segundo plano político dentro de la Administración valenciana, algo que se acrecentaría años más tarde, en 2005, cuando es nombrado director general de Seguridad Industrial, en un mandato en el que el conseller acabó siendo Justo Nieto.
La vuelta a Alicante
En 2007, se produce un punto de inflexión, que tendrá su culmen dos años después. Mazón regresa a su ciudad, Alicante. Camps ha vuelto a revalidar la mayoría absoluta del PP y los afines de Zaplana deben buscarse nuevas responsabilidades porque, esta vez sí, el presidente de la Generalitat tiene las manos libres para hacer su Gobierno sin hipotecas o pactos con el exjefe del Consell. Mazón, al igual que José Joaquín Ripoll, buscará y encontrará acomodo en la Diputación de Alicante, pero con una salvedad importante. En Alicante ciudad, tanto el alcalde Díaz Alperi, como la que será su posterior sucesora, Sonia Castedo, vetan la presencia de Mazón en la lista municipal del PP, lo que le obliga a presentarse por el municipio de Catral (Vega Baja) como cunero. Ello le permitirá ser diputado provincial, con Ripoll de presidente, y responsable de Infraestructuras. Son los años del choque de trenes entre las dos facciones del PP valenciano. Camps ha hecho su equipo tanto en la Generalitat como en el partido y la elección del presidente provincial del PP de Alicante se convertirá, en diciembre de 2008, en la madre de todas las batallas. Mazón, con compañeros de generación como Mónica Lorente o José Antonio Rovira, respaldando a Ripoll; el aparato del partido, con Ricardo Costa como ariete, con el entonces alcalde de Benidorm, Manuel Pérez Fenoll. El Congreso de Orihuela, que abre en canal a toda la organización, lo acaba ganando Ripoll por solo cinco votos.
La herida del PPCV no se cierra. Es más, a la vuelta de esa Navidad, la de 2008, salta el caso Gürtel y la rama de los trajes de Camps. Mazón ve que el choque de trenes no tiene solución y decide dejar sus cargos públicos, tanto la vicepresidencia de la Diputación como el acta de concejal en el Ayuntamiento de Catral en octubre de 2009. Además, va a ser padre de mellizos y decide que es mejor optar por otra salida profesional que le permita una mejor conciliación con el nuevo escenario familiar. Entonces, acepta una generosa oferta del presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, José Enrique Garrigós, para ser el nuevo gerente de la entidad con un sueldo que superará los 90.000 euros brutos anuales. En 2011, Ripoll y el resto de colaboradores cae definitivamente, aunque Mazón ya ve los toros desde la Cámara con Santiago Lumbreras como responsable de Comunicación.
Pero no es un adiós definitivo a la política. Carlos presencia la caída de su partido, en 2015, con la pérdida de mucho poder territorial. Tiene coqueteos con Ciudadanos, que le ofrece ser candidato a la Alcaldía de Alicante, pese a que él forma parte de la candidatura autonómica del PP y está en la lista de espera de las Cortes. Sigue con su labor en la Cámara sin perder contacto con viejos colegas del PP, tanto de Alicante, como de Murcia, entre ellos, Teodoro García-Egea, que lo rescatará en 2019.

La conexión murciana le rescata
Será precisamente la conexión murciana la que contacta con él en enero de 2019. En este caso, García-Egea, con el visto bueno de Casado. Le cita en la sede de Génova para que aporte nombres con vistas a una regeneración de cargos en el PP de la provincia de Alicante y por extensión de la Comunitat Valenciana. En esa cita, se le deja caer la posibilidad de que pueda volver a la política activa y que, al mismo tiempo, pueda asumir un papel en la Diputación de Alicante, pero sin cerrar nada. En esos tiempos, con el auge de Cs, como se verá en las generales de 2019, los populares temen perder la institución provincial que gobiernan desde 1995. El propio César Sánchez, entonces presidente de la Diputación de Alicante, se ofrece a Casado para ser diputado nacional y, Génova ve esa debilidad de César Sánchez como la mejor baza para recolocar a Mazón en Alicante. En principio, como número dos en la lista local que encabeza el alcalde Luis Barcala, y después en la institución provincial. Ese movimiento ya lleva implícito el mandato de que debe asumir la presidencia del PP en la provincia de Alicante, cuando toque.
El 10 de marzo de 2019, Casado celebra un acto en Alicante, en el restaurante de La Cantera, previo a las elecciones generales y autonómicas de marzo. A ese acto, ya acude Carlos Mazón como un militante más, en un segundo plano —acompañado de Macarena Montesinos, hoy diputada nacional y candidata al Congreso, y de su inseparable José Antonio Rovira—, pero sabedor de que su futuro pasa por allí, pese a que los rostros de la dirección provincial y regional son otros.

- El secretario general del PP, Teodoro García Egea, junto al alcalde de Alicante y el presidente de la Diputación, Carlos Mazón. Foto: PP ALICANTE
¿Sabía entonces Mazón que ya iba a asumir responsabilidades más altas? Al parecer, no. Eso vendría después. El 19 de julio de 2019, Mazón se convierte en el presidente de la Diputación gracias al respaldo de dos diputados de Ciudadanos. Un año después, en julio de 2020, Mazón fue elegido presidente provincial del PP, y otro año más tarde, en julio de 2021, en líder del PPCV y oficiosamente en el candidato a la Presidencia de la Generalitat después de que la dirección nacional le propusiera para sustituir a Isabel Bonig, que decidió abandonar la política.
La conquista del PPCV y del Palau
En menos de un año, entre el verano de 2020 y el del 2021, Mazón pasó de asumir las riendas del PP de Alicante al del PPCV, tras la traumática salida de Isabel Bonig. Meses más tarde, vino lo más imprevisto: la caída de Pablo Casado, algo que quizás le podría haber descolocado o descabalgado, como en algunos foros se intuyó. Pero supone sobreponerse, pasar página y ponerse a disposición de Núñez Feijóo, a sabiendas de posiblemente era la única y última oportunidad. Una derrota podría haber cambiado todo.
Lo que vino después ya lo sabemos: en mayo de 2023, la ola electoral de la derecha lo ha llevado en volandas hasta el Palau, con unos resultados que meses antes no eran tan esperanzadores, o más ajustados. Y posteriormente con el pacto con Vox, con todo tipo de controversias y ruido mediático nacional. El primer año del gobierno de coalición fue plácido; en julio de 2024, Vox rompe con el PP y del Consell, y el octubre de 29-O, se produce la Dana que se salda con 229 víctimas mortales. Hasta ese día, la moneda siempre había caído de su lado. Pero hasta este día. Este lunes 3 de noviembre, la gran esperanza de los heredores de Zaplana y Ripoll ha caído. Sólo quedan Macarena Montesinos y José Antonio Rovira.

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