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tras los pasos de Óscar Esplá y Emilio Varela

Benimantell y Guadalest: una escapada por el corazón de la montaña alicantina

  • Mirador sobre el embalse de Guadalest. FOTO: Ayto. Guadalest.

ALICANTE. De las numerosas rutas turísticas que nos brinda la provincia de Alicante, una de las más completas por la diversidad de su oferta es la que discurre entre Guadalest y Benimantell, dos pequeños pueblos separados por un par de kilómetros que pertenecen a la Marina Baja y a su vez a la subcomarca del Valle de Guadalest.

Benimantell, un festival para los sentidos 

El pueblo descansa sobre la ladera norte de la Sierra Aitana (la cima más alta de la provincia) y su extenso término ocupa buena parte del embalse del río Guadalest y se prolonga por la falda sureste de dicha sierra alcanzando las estribaciones del Puig Campana (la segunda cumbre alicantina). Su pintoresco casco histórico con su maraña de callejuelas nos retrotrae al medievo cuando el municipio pisó la historia. La Iglesia de San Vicente Mártir, su edificio más notable, sobresale en el perfil urbano con su espigada torre coronada por un original cimborrio octogonal.

El caminante que recorre las escarpadas sendas de su orografía se encuentra a su paso con el bucólico rumor del agua de sus numerosas fuentes ancestrales y con flores y hierbas aromáticas que constituyen un regalo para el oído, la vista y el olfato. Y cuando realiza una pausa para el descanso, puede disfrutar de una magnífica panorámica de la comarca y del embalse donde no tarda en descubrir junto a este los restos de una fortaleza levantada sobre un cerro. En su día, este castillo —declarado Bien de Interés Cultural— cumplía la misión de vigilar el acceso del de Guadalest.

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