Los transportes públicos siempre han sido una asignatura pendiente en la Comunitat Valenciana. Más allá de las redes urbanas, sólo funcionan satisfactoriamente los AVE a Madrid y los Cercanías de València, y seguro que tienen alguna laguna. Mire por donde se mire, el transporte público, tanto el urbano como el interurbano, podrían ser mejorables y, además, una oportunidad de negocio, tanto si fuera de gestión pública -y eficiente- como privada. Pero más allá de otros debates, como el Corredor Mediterráneo, cercanías absoletos, aeropuertos inconexos, trams y metros a medias, nos encontramos con algo más básico, y que debería estar superado ya: Benidorm, ciudad de más de 50.000 habitantes y 10 millones de pernoctaciones, no tiene red de transporte público.
Ahora, el Ayuntamiento de Benidorm ha planteado a la Generalitat la necesidad de implantarlo: crear un consorcio metropolitano y poder conectarlo al obsoleto servicio que funciona en el resto de la comarca, o conectar el tranvía que le une con Alicante, con la red local de transporte, o mejorar algo tan arcaico que todavía tiene la ciudad turística -otras muchas- como los pasos a nivel. Por citar un ejemplo, la ciudad baja su barrera -en la Avenida Beniardà- durante 8 minutos cada hora (o a veces dos) para que el Tram circule en dirección hasta Altea con el tapón que eso genera en los accesos viarios de la ciudad en las horas punta.
Denuncia el consistorio Benidorm que la Generalitat hace oídos sordos a sus reivindicaciones: ni mejorar el Tram a su paso por la ciudad para evitar atascos, ni una solución pactada para implantar una red de transporte local en la meca del turismo valenciano.
Las partes se han dado hasta septiembre para ver una solución. Y en caso de que la Generalitat no atienda las reivindicaciones de Benidorm, ver qué dirección toma el gabinete de Toni Pérez.