BENIDORM. El Ayuntamiento de Benidorm cierra parte de uno de los capítulos más complicados de este verano, la gestión de las playas más concurridas del litoral alicantino en plena pandemia. A partir de este martes los arenales dejaban de tener a los controladores de acceso, que con el cierre de la temporada estival, ha bajado la afluencia y con ello, el trabajo para los jóvenes que han estado informando a los usuarios de las normas que han regido este espacio desde que se volvieron a abrir tras el confinamiento por la pandemia por coronavirus.
El 15 de junio Benidorm permitía de nuevo la entrada a sus playas, pero lo hacía de forma controlada y con medidas de seguridad sanitaria para evitar más contagios y crear una zona segura para el bañista. Una de las medidas era acotar el número de accesos a los arenales, e imponer en cada uno de ellos a un controlador para asegurar que todos conocían las normas y no se superaba el aforo.
En la primera jornada sin este personal, el alcalde de Benidorm, Toni Pérez, destacó “el comportamiento modélico que están teniendo todas aquellas personas que se han acercado este día a las playas, respetando en todo momento la operativa del sistema de parcelación y las normas de uso que han funcionado en los últimos cuatro meses”. El primer edil se mostró “convencido” de que “el civismo va a seguir imperando en nuestras playas, ya que los usuarios han interiorizado que este sistema y estas normas son la mejor garantía para disfrutar de una jornada totalmente segura”.
Esta figura desaparece en estos meses de menor afluencia, según explicó este martes el primer edil, como también lo hizo en septiembre el sistema de reserva de parcela y que estuvo operativo para la playa de Levante. Pero se mantendrá otra de las medidas aplicadas por el Consistorio en su joya turística: las parcelas para garantizar la distancia social.