ALICANTE. ¿Cuántas veces han leído un texto complejo en un periódico o en una web institucional que no se acaba de entender? ¿Cuántas veces han pensado que sería mucho más sencillo si se simplificara el texto? Todas las personas, en algún momento han tenido la dificultad de comprender ciertos documentos. Además, las personas con discapacidad pueden toparse en el día a día con más trabas para entender los textos que llegan desde las pantallas, carteles o revistas. Dilvia, Mercedes, David, Javier, Pedro José, Álvaro, Eduardo, Sergio o David, -entre más gente que usa los servicios de la Asociación Apsa- se topan con estas dificultades, pero también les ponen solución. Estas personas usuarias de la Asociación Apsa, trabajan desde hace meses validando textos adaptados del proyecto Cleartext.
El plan Cleartext, desarrollado por el Centro de Inteligencia Digital (Cenid) con la Universidad de Alicante, tiene como fin enseñar a los ordenadores a realizar de manera automática la adaptación de textos a lectura fácil para que estos sean accesibles y comprensibles por la totalidad de la ciudadanía, independientemente de sus limitaciones. Pero no solo las máquinas realizan el trabajo. Todo un equipo de personal experto se ocupa de que el proceso sea adecuado y humano. La validación que realizan los usuarios de Apsa, con discapacidades cognitivas muy diferentes, es fundamental.
El proceso, tal y como explican desde el equipo de Accesibilidad Cognitiva de Apsa en Alicante: "los usuarios que validan los textos han tenido mucha formación en accesibilidad y lectura fácil, conocen la normativa europea y española y han realizado muchos cursos", algo que confirmaban desde el equipo que valida para Cleartext en las instalaciones de Apsa.
Antes de este visto bueno quienes inician el proceso para adaptar textos a lenguaje fácil son profesionales adaptadores de Apsa. Escogen textos culturales o de eventos desde ayuntamientos de la provincia y, en primer lugar, adaptan el vocabulario o el orden de las frases entre otras claves, para simplificarlo. En ese momento el texto aún no está sujeto a certificaciones. Más adelante, se crea un documento de lectura fácil que debe seguir la normativa UNE, de normalización a nivel de contenidos, maquetación o diseño. El resultado de ese borrador de texto adaptado es el que pasa a los usuarios de Apsa que leen el texto en grupo y, asesorados por un dinamizador profesional, indican qué dificultades encuentran -o no- en su lectura.
En ese proceso realizan correcciones o precisiones en ese documento de lectura fácil con el sello europeo. "Sin la validación y la comprobación de esa comprensión, no se puede dar por buena la simplificación", explican desde el equipo de Accesibilidad Cognitiva de Apsa.