Gabriel Echávarri se va. Más o menos por -vixca Sant Jordi!- el 25 de abril, con permiso de Albert Rivera, tendremos nuevo ayuntamiento. Los socialistas alicantinos, después de la asamblea y votación de ayer –coño, qué cachondos son: hasta votan y todo- van a seguir respetando sus señas de identidad, guardando su esencia. Lo que se dice dos familias con una vida rica, plena e intensa. Retransmitida en vivo y en directo como el Gran Hermano del Carrusel Deportivo. Máxima tensión en el Botànic. Pelea de novios, tempestad Hugo y pelea en el consellet del jueves con un resultado cantado. Nuevos retoques -7- en el govern. Se impone otro seminario divino y urgente en el Hospital de Alzira o en la Basílica de la Mare de Déu del Desamparats.
Vale, guapas, vuelve el siglo XX. Del Antiguo Testamento socialista a mi me encanta el demonio, o sea, en alicantoniano, directamente, el malo malísimo General Ángel Franco. De la Renovación de la Nada, me gustan los drones bíblicos, las maldiciones ancestrales y los sucesivos y alabados líderes supremos, aunque ya no se lleve para nada la caja de ritmos ni el cardado.
De las pirámides y menhires de la derecha me hechizan sus balsas de riego, sus vertederos, Alfonso Rus -2mil3mil4mil- y el cacique de Castellón, Alberto Fabra, con su fotaza de Europa Press: un homenaje que ríete tú del Papa Inocencio X de Velázquez o del de Francis Bacon. Qué monos Fabra y Rus asesinando a Paco Camps en seu parlamentària definiéndolo, en plan Bigotes, como el santo varón más honrado del paraíso terrenal. Pero ante todo me motiva la santa desvergüenza de nuestro JJ Ripoll al atacar sórdidamente -como hizo Gerard Fullana de Compromís- a César Sánchez y señalar a Bernabé Cano, a falta del dicktat –hola, soy Edu- de Eduardo Zaplana. La sorpresa vendrá ai mare! en la listas de Ciudadanos y de Podemos. Que no sabemos quien son. Bueno, sí, pero hasta aquí puedo decir hoy.
El honor de la cuñada de Barcala, la honra del alcalde de Zalamea y el cabreo de los fiscales. Como ha explicado diariamente Raúl Navarro aquí en Alicante Plaza, se ha ido destrenzando la ciclogénesis explosiva del Ayuntamiento alicantino hasta desembocar en la playa desierta –una línea de Walt Withman- de una salida honorable pactada con Ximo Puig, escenificada por Manuel Mata y Gabriel Echávarri. Luis Barcala ha sido ahorcado por Pepe Císcar. Natxo Bellido sueña con la presidencia de les Corts Valencianes. MA Pavón con el asedio de Stalingrado. El tripartito alicantino se tiene que reconstruir para salvar los muebles. Eso sí, todos tendrán sus correspondientes micrófonos.