El PSPV está herido, desquiciado, se siente traicionado...aunque mal hará en reconocer que es parte por sus propios errores, sobre todo, en Alicante ciudad, por la gestión de la crisis generado por las imputaciones del ex alcalde, Gabriel Echávarri; la falta de liderazgo y por no haber medido bien los tiempos. El problema de Alicante cundió a sus anchas y se apretó el botón del pánico sin tener los 15 votos, algo que había utilizado en reiteradas ocasiones el propio Echávarri para alargar la agonía de su dimisión.
Los socialistas sólo encuentran comprensión en una cuestión. Ciudadanos les ha dejado tirados. Cuando los totems socialistas buscaron a al formación naranja en les Corts, lograron el sí para respaldar el relevo de Echávarri en la Alcaldía -Gabriel quedaba como concejal sin sueldo ni competencias-, pero el misil del caso de la financiación irregular del PSPV y Bloc dejó a Ciudadanos sin argumentos para el voto afirmativo. Quizás el motivo para airear la cuestión de la financiación fue ése por parte del PP, y no otro, visto el tiempo que llevaba la causa en los juzgados: cortar de raíz cualquier atisbo de respaldo naranja al relevo socialista.
Pero si tienen oportunidad de ver el artículo de la Revista Plaza sobre la dimisión de Echávarri, podrán comprobar que Puig vino de Bruselas y ordenó apretar el botón del pánico con fecha de caducidad, el 9 de abril, sin tener los votos necesarios que le exigían una parte del entorno de Presidència. Después salió el escándalo y nadie se atrevió a pensar que quizás faltaba lo más importante: el voto 15. Más tarde ya vino el hábil movimiento del PP de posicionar al otro tránsfuga, Fernando Sepulcre, para que la pelota quedara en manos de Nerea Belmonte, y quién sabe si también de Elsa Martínez, su principal asesora en esta cuestión.
En estos momentos, sólo las encuestas autonómicas, como la que publica Alicante Plaza, son el consuelo de los socialistas para comprobar que no habrá un tsunamí, o incluso que se puede mantener el Gobierno del Botànic, según se mire, pero lo de Alicante necesita un plan de choque con la misma agrupación socialista, un tutelaje consensuado con la vista puesta en 2009 y el reto de que hay determinados errores que no se pueden repetir, más allá del fallido relevo en la Alcaldía. Alicante debe ser tenido en cuenta por el PSPV y trabajar de manera coordinada para buscar el mismo objetivo, pero con un impulso importante en las personas que deben liderar la nueva oferta.