ALICANTE. Un nuevo espacio para la cultura industrial ha nacido en Alicante de la mano de la empresa de diseño de mobiliario Actiu, con sede en el municipio de Castalla. Actiu ha puesto el broche de oro a la celebración de su 50 aniversario con la inauguración de un edificio restaurado con los conceptos más contemporáneos que recupera la antigua alquería La Venta Flores situada en los terrenos del Parque Tecnológico de Actiu. Se dedicará a centro cultural y de formación y a exposiciones vinculadas a la responsabilidad social, el diseño o el respeto por el medio ambiente.
El presidente y fundador de Actiu, Vicent Berbegal, explica que La Venta Flores complementa el proyecto industrial del Parque Tecnológico Actiu cubriendo una vertiente social, y no tanto de negocio. “Representa el alma de la familia Berbegal, el legado y los valores que queremos ofrecer a nuestro territorio mediante la aportación de conocimiento y cultura, ya que sin cultura no hay país. De este modo le damos sentido a la sociedad en la que estamos”, afirma.
La Venta de las Flores nace con vocación de ofrecer exposiciones, formaciones y talleres abiertos al público. También entidades y particulares ajenos a la empresa podrán solicitar su uso siempre que el objetivo propuesto encaje en el proyecto de la compañía y en los valores que se quieren representar en este nuevo inmueble. El espacio se ha estrenado a finales del mes de junio con una muestra gráfica que cuenta la historia de Actiu a lo largo de sus cinco décadas. Continuará su programa de actividades con otras exposiciones de diseño, artes gráficas e ilustración y de carácter social para dar visibilidad a colectivos de personas desfavorecidas.
Un legado cultural para el nuevo siglo
El fundador de Actiu cuenta el recorrido que ha seguido en el tiempo este singular proyecto de La Venta. “Cuando hace 10 años nos instalamos en los terrenos del Parque Tecnológico Actiu una vieja alquería ocupaba sus parcelas agrícolas. Aquella casa de origen humilde en el siglo XIX era un enclave estratégico para viajeros y comerciantes y un lugar de socialización empleado por los habitantes de distintas poblaciones como Castalla, Onil, Ibi o Alcoy. Estábamos ante un edificio con alma que simplemente necesitaba renovar su cuerpo. Y eso hemos hecho”, relata el empresario.