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CONVERSACIONES CULTURPLAZA

Vidas precarias, ansiedad y machismo: Las Odio cantan al siglo XXI a golpe de punk e ironía

Riot grrl sin complejos, sin concesiones. Riot grrl festivo, vivido desde el sarcasmo y el humor más ácido. Lo personal es político…y musical. Si con su álbum debut, Futuras Esposas, Las Odio lanzaron una declaración de intenciones a todo aquél que prestara sus oídos, con su segundo trabajo, Autoficción este cuarteto madrileño redobla su apuesta por el punk y la ironía descarnada como herramientas de denuncia social.

Consumismo desbocado (presente en temas como Yo lo vi primero o Lo quiero todo), machismo en la industria musical (que inunda el ya himno feminista Indiespañol), explotación, la falacia de la meritocracia, la precariedad vital que va impregnándolo todo…Paula, Ágata, Alicia y Sonsoles disparan con cada canción una enmienda a la totalidad del sistema en el que estamos inmersos, pero lo hacen desde el gamberrismo, sin aspiraciones de solemnidad. De la especulación con los alquileres a las resacas más espantosas. Combate, conciencia, baile, activismo y sátira van aquí de la mano, ¿por qué no iba a ser así?

El pasado 11 de mayo, la banda recaló en València para llevar su directo hasta Rambleta. Y claro, en Culturplaza no podíamos dejar pasar su estancia por tierras mediterráneas sin conversar con ellas un rato. Advertencia: si eres fiel amante de la tibieza, esto no te va a gustar.

-Frente a otros artistas que optan por no significarse políticamente, vosotras adoptáis la postura contraria y defendéis en vuestros temas un discurso político muy potente. ¿Creéis que es algo inherente a Las Odio como banda?

-Alicia: De hecho, es uno de los puntos de partida de la banda. Desde el principio lo planteamos como una banda de riot grrls, movimiento que parte de activismo y el posicionamiento político.

-En ese sentido ¿os imagináis haciendo otra música no tan significada o entendeos que vuestro papel como creadoras va unido a ese activismo artístico?

-Alicia: No tiene por qué, también queremos hablar (y, de hecho, hablamos) de otras cosas. Fundamentalmente lo que hacemos es retratar nuestra realidad, y la significación política está tan presente en nuestras vidas como una mala resaca.

-Una de vuestras banderas es la ironía, ¿hasta qué punto ser capaz de narrarse a uno mismo y a lo que le rodea desde ese humor ácido puede convertirse en una tabla de salvación, en una forma de supervivencia en los momentos más oscuros?

-Paula. Para nosotras, la ironía y el humor son una forma de mantener el espíritu crítico sin perder la cabeza, o convertirse en una amargada. Cuidado con no identificar ironía con cinismo, que es una actitud que a veces se confunde y sí creo que nos lleva a una postura derrotista y descreída muy negativa.

-Por otra parte, aunque vuestra música es reivindicativa y no admite concesiones, ejercéis la crítica desde una posición también de diversión, de pasárselo bien. En la revista Píkara defienden el ‘feminismo disfrutón’, ¿el vuestro es también un ‘activismo disfrutón’? ¿Es posible luchar contra el sistema riéndose de él?

-Ágata: Totalmente. Como decía Emma Goldman, “si no puedo bailar, no me interesa tu revolución”. Creemos que el activismo no está reñido con la diversión. De hecho, creemos que la música, el arte, el humor, etc. son formas efectivas de transmitir mensajes críticos y transformadores a públicos amplios, porque permiten enganchar desde la estética, el ritmo, la risa, el placer, la emoción…

-¿Creéis que desde otros ámbitos entienden esa postura creativa que aúna crítica y humor ácido o en alguna ocasión os han tachado de frívolas?

-Alicia: Creo que no nos han tachado de frívolas, al menos que sepamos, pero lo que sí nos ha pasado es que la ironía no ha sido captada como tal. Pero esto pasa bastante con esta forma de humor, siempre te vas a encontrar con personas que no entren en el código y hagan lectura literal.

-¿Podemos decir que la meritocracia, cuestión que protagoniza uno de los temas del disco Autoficción, se ha convertido en una de las grandes trampas delsiglo XXI?

-Ágata: Sí. Es una pieza clave para aislar a las personas y desviar su mirada crítica de los sistemas a los individuos: si te va mal es porque no te esfuerzas lo suficiente, no porque el sistema sea injusto. Y además camufla otras brechas sociales: muchas veces las personas que pueden acumular los méritos que requiere un determinado puesto son las que pueden permitirse trabajar sin cobrar, o las que pueden hacer más horas son las que no tienen otras vidas a su cargo.

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