VALENCIA. De los libros al cine y de ahí al híbrido de Netflix. Considerada por algunos como el Harry Potter norteamericano, la saga juvenil de Daniel Handler (firmada con el seudónimo de Lemony Snicket) se convirtió en película en 2004 con Jim Carrey y Meryl Streep como protagonistas. Este 2017 Una serie de catastróficas desdichas reaparece de nuevo como serie abanderada por el gran actor Neil Patrick Harris. El resultado en su conjunto resulta aceptable, el trabajo interpretativo y la ambientación excelente, aunque no termina de concluir como una obra redonda.
Entre la versión para la gran pantalla y la adaptación para el consumo online apenas hay diferencias. El formato y las caras que la protagonizan son lo más destacable. ¿Su talón de Aquiles?: la duración, uno de los problemas que más veces nos encontramos en las producciones de Netflix. A partir de mitad de temporada algunos de sus títulos se desinflan, como si el famoso algoritmo predictivo todavía no hubiera encontrado la fórmula mágica para despertar del tedio a los espectadores después de cuatro horas de emisión.
No es en absoluto fácil, como no lo es superar el segundo acto con éxito en una historia con una estructura aristotélica. De ahí que en ocasiones los espectadores de series agradezcamos a los creadores plantear argumentos de tan solo seis episodios, sin más aderezos. Netflix, que no depende de las estrecheces de la televisión lineal en ese aspecto, no debería obligarse a estirar sus productos más de lo necesario.