VALÈNCIA. Probablemente ésta haya sido la edición más cruda de Top Chef España. En la cuarta entrega del talent show culinario hemos visto broncas realmente feas, escenas de competitividad feroz y ataques a degüello por un simple “dame ese bote de harina”. Y, en medio de toda esta vorágine catódica, hemos visto cómo el papel de Rakel Cernicharo evolucionaba peligrosamente ante la mirada de sus compañeros. De contrincante inocua a molesta china en el zapato. “Me tenían por una petarda porque tenía menos experiencia que la mayoría de los chicos, pero al final he vuelto victoriosa”, explica la chef valenciana en su primera entrevista tras batir a Victor Gutiérrez en la gran final de este miércoles.
"Las mujeres tenemos que ser dulces y bonitas. Cuando nos comportamos como nuestros compañeros de oficio, nos llaman histéricas e insoportables"
Efectivamente, Rakel partía con desventaja, tanto por su juventud como por el nivel profesional de los concursantes de esta edición, en la que todas las quinielas apuntaban precisamente al triunfo de Gutiérrez, chef que mantiene una Estrella Michelin desde hace trece años en el restaurante que posee en Salamanca.
Meses después de haber finalizado el rodaje de los trece programas –el último se desarrolló el pasado 29 de noviembre-, la propietaria del restaurante Karak asegura que tiene un “síndrome de Estocolmo increíble”. Todo ello a pesar de haber sufrido un desolador aislamiento por parte de sus compañeros. Incluso su amistad Melissa Herrero, su gran aliada en los fogones y en la resistencia feminista durante la primera etapa del programa, se disolvió como un azucarillo ante la mirada estupefacta de los espectadores. “Entiendo a Begoña Rodrigo. Para ser mujer en este negocio hay que tener un par de pelotas. Lo que pasa es que eso en un hombre está bien, pero las mujeres tenemos que ser dulces y bonitas y tocar el piano para nuestros amigos. Cuando nos comportamos como nuestros compañeros de oficio, nos llaman histéricas e insoportables”.
¿Hay manipulación en lo que vemos? “Creo que Top Chef ha hecho muchas mejoras en su formato con respecto a las primeras ediciones. Han aprendido a sacárnoslo todo, dirigiendo las situaciones. Pero no hay tongo, eso puedo decírtelo. Yo me habría comido muchas veces a los miembros del jurado, pero no tienen favoritismos. Si tu plato está bueno, pasas. Y si no lo está, no”.