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las series y la vida

'Mom' o cómo reírse de la desgracia propia

VALÈNCIA. Aunque ahora mucha gente parece olvidarlo, el humor permite hablar de las tragedias de la vida y sobrevivir a ellas. Por ejemplo, ser una alcohólica y adicta a todo tipo de drogas, abandonar a los hijos, haber estado en la cárcel, convertirse en delincuente o follar con cualquiera para conseguir una dosis. Con todo eso se puede hacer un comedia, en concreto la serie Mom, que ya va por cinco temporadas y que actualmente puede verse en TNT y Neox. Las protagonistas de la serie llevan todo ese tremendo bagaje a sus espaldas mientras intentan enderezar sus vidas y seguir adelante, asumiendo el peso del pasado y una relación completamente rota entre ambas. La hija, Christy, reprocha a su madre, Bonnie, el abandono y el pésimo ejemplo que recibió de ella, una madre que “lamía las migajas de cocaína de la alfombra” y que “mientras otras madres cocinaban la cena, tú cocinabas meta”. Christy considera que la arrastró por el mismo camino (y se lo recuerda reiteradamente), quedándose embarazada a los 16 años. Pero también tiene que lidiar con su propio sentimiento de culpa al haber hecho a sus hijos lo mismo que su madre le hiciera a ella, con el agravante de que la tercera generación, es decir, su hija, Violet, va por el mismo camino. Ahora intentan paliarlo, pero ambas han sido madres terribles y lo saben.

Lo interesante es que todo este tremendo dramón es, en realidad, una comedia de situación (una sitcom) con cero sensiblería y nada de moralina, mucha ironía y toneladas de humor negro. "Hola, me llamo Christy y soy alcohólica. He estado sobria 118 días... ¡No aplaudan por eso! Han sido los peores 118 días de mi vida". Las protagonistas se dicen auténticas barbaridades, recordando su pasado y reprochándose cosas una a la otra, y se ven enfrentadas a situaciones nada complacientes. Y, oye, te ríes. Y lo haces sin jamás perder de vista la gravedad de determinadas situaciones y siendo total y permanentemente consciente de la titánica tarea de estar mujeres para reconstruirse desde el más absoluto fracaso vital y luchar contra la adicción y la culpa. Porque, asombrosamente, dado el sarcasmo, el humor ácido y la crueldad con que se tratan unas a otras, la serie no es cínica. Algunos de sus personajes lo son, pero no el punto de vista que sostiene el relato ni el retrato que se nos ofrece de estas mujeres. Ambas batallan por recuperar y mantener la dignidad, por mejorar y por ganarse el respeto de los demás. Y estamos con ellas en esa lucha. 

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