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miniaturización y abaratamiento HACEN ATRACTIVA LA INDUSTRIA

La revolución silenciosa de los nanosatélites

  • Equipo de PLD Space. 
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VALÈNCIA. “El crecimiento del lanzamiento de satélites es exponencial. Este crecimiento tiene un motivo y es que el concepto de satélite ha cambiado de una década hasta ahora. Los satélites de hace 20 años eran grandes como una habitación, supercostosos y muy difíciles de desarrollar. Ahora se lanzan nanosatélites del tamaño de una caja de zapatos, y se lanzan por cientos”. Las palabras corresponden a Cristina Poncel Magnusson, CEO de la startup Skansense, especializada en el procesamiento de imágenes satelitales. 

La startup forma parte del programa de incubación ESA BIC Comunidad de Madrid y desarrolla su actividad en el análisis automatizado de imágenes de satélite para localización de objetivos. Para ello, utiliza un algoritmo propio y machine learning. El proyecto pretende ser pionero en el análisis de imágenes satelitales a tiempo real, un proceso que su CEO define como “complejo, pesado y carísimo”. Su empeño es simplificarlo a través de algoritmos con múltiples aplicaciones.

La industria no es nueva. “Analizar imágenes de satélite no es algo tan raro como puede sonar, estamos todos acostumbrados a verlas en Google Maps”, aclaraba Cristina Poncel. Pero el abaratamiento y miniaturización de los satélites ha favorecido la incorporación de startups a esta industria, de la que algunos dicen haberse democratizado. “Hasta hace unos años era impensable que otro que no fuese la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) o cualquier otra gran corporación pusiese en órbita un satélite, por la complejidad y el enorme coste que ello acarreaba. Sin embargo, hoy en día, las nuevas tecnologías y la democratización del conocimiento permiten hacerlo hasta un 80% más barato gracias a la reducción de las dimensiones y a los materiales que se utilizan”, opina Luis Martín Núñez, ingeniero impulsor de Makeronilabs. 

La denominación de los satélites se establece según la escala en relación con la masa. Así, por debajo de una tonelada, se les llama minisatélites, por debajo de 100 Kg, microsatélites y por debajo de 10, nanosatélites. La clasificación es de José Torres Riera, director del departamento de Programas Espaciales de Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Según este experto, el tamaño del satélite se asocia también a su coste, de manera que, si el precio de fabricación de uno de 10 kilos es de 3 millones de euros, uno de 100 valdría 30 millones. La tendencia es lanzarlos cada vez más pequeños, bien para el cumplimiento de misiones específicas, bien a modo de Producto Mínimo Viable (MPV) antes de hacer una inversión intensa con fines más ambiciosos.

Oportunidad de negocio

Pero hablar de misiones específicas, es hablar de muchas cosas. Según Marta Lebron, manager de comunicaciones en Zero 2 Infinity, “las principales aplicaciones para satélites son las telecomunicaciones (televisión, telefonía…) y la teleobservación y detección remota (control de los bosques, observación del suelo, control de la humedad del suelo, cartografía, observación de océanos, detección de incendios, observación y predicción meteorológica, control del aire…). En este ámbito es muy importante el Internet of Things o la interconexión digital de los objetos cotidianos, que se hace gracias a los satélites”. 

En éste maremágnum han visto algunas startups su oportunidad de negocio. El aviso le llegó a Máximo Calvo en una conferencia que el astronauta Pedro Duque pronunció en Gijón para hablar de los nanosatélites y los cubeSat. Al tiempo fundaba junto a Ainhoa Cid Karten Space con el propósito de ofrecer servicios basados en teledetección y sistemas de información geográfica. Actualmente diseñan ya sus propios nanosatélites, llamados KEOSat, y que realizan mediante fabricación aditiva (con impresoras 3D). Decir también que su desarrollo ha sido posible gracias a la alianza con el Grupo Alcor, corporación radicada en Euskadi para la creación y desarrollo de empresas tecnológicas en los mercados de aeronáutica, automoción y nuevas tecnologías, que se sumó a la startup como socio industrial.

También en el País Vasco se emplaza Satlantis, especializada en micro y nanosatélites para la captación de imágenes terrestres de alta velocidad y precisión. Entre sus fundadores figura la antigua ministra de Ciencia e Innovación y actual presidenta de la Fundación Cotec, Cristina Garmendia.

Los lanzadores

Antes que Karten Space empezó a funcionar la startup ilicitana PLD Space, que nació en 2011 con el objetivo de desarrollar vehículos de lanzamiento de bajo coste. La startup, fundada por Raúl Verdú y Raúl Torres, aspira al liderazgo en el lanzamiento de pequeños satélites valiéndose, para ello, de lanzadores reutilizables. También la alicantina ha atraído el interés de grandes corporaciones, como la multinacional tecnológica GMV que entró a formar parte de su accionariado para el desarrollo de sus lanzadores Arion 1 y Arion 2. Antes había recibido el respaldo de numerosas instituciones públicas.

También el desarrollo de lanzadores forma parte de la actividad de Zero 2 Infinity, fundada en 2009 por Jose Mariano Lopez-Urdiales con la intención de facilitar el acceso al espacio con globos estratosféricos. Uno de sus grandes proyectos, ya en funcionamiento, es el que denominan Elevate el cual permite la elevación de todo tipo de cargas (incluidos satélites) y componentes científicos y técnicos al espacio cercano para realizar pruebas en condiciones espaciales. Otro de sus proyectos, este aún en desarrollo, es Bloostar. “Se trata de un cohete cuya primera fase es un globo de helio que lo eleva hasta los 22 km. A esta altura, se produce la ignición del motor y el cohete se pone en órbita terrestre baja, donde deja los satélites. Hasta ahora, los satélites pequeños debían acoplarse a lanzamientos de satélites más grandes, por lo que era la empresa del satélite grande la que decidía el día y la hora del lanzamiento, el tipo de órbita, la inclinación… y los satélites pequeños debían adaptarse. Bloostar está especializado en lanzar satélites pequeños, por lo que serán ellos quienes podrán decidir todas las condiciones del lanzamiento. Además, Bloostar es un método radicalmente diferente, eficiente y limpio para el medio ambiente”, explica Marta Lebron, convencida de que “se va a incrementar rápidamente el número de satélites en órbita y sus capacidades, pero también su consolidación en el mercado”.

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