AlicantePlaza

SILLÓN OREJERO

Imagina que Ripley, ante Alien, lo que echa de menos es un támpax: la obra de Julie Doucet

Fulgencio Pimentel publicó en España el primer tomo de la obra íntegra de la canadiense Julie Doucet, un cúmulo de historietas salvajes, oníricas y marcadas por su impagable visión femenina

VALÈNCIA. Se trata de variaciones sobre un mismo tema: la menstruación. En el plano onírico, sueños con la regla. La regla en el contexto de las drogas alucinógenas. Regla y ciencia ficción. La menstruación a lo realista soviético. Y, por añadidura, también hay algo de sexo y una profundización en el estado natural del ser humano: la vagancia. Todo ello con el valor añadido, por lo desgraciadamente poco habitual, de que lo firma una mujer. Es su punto de vista intransferible, en este caso también inigualable, y muy, muy divertido. 

Es Julie Doucet.

Porque todo es posible dentro de los márgenes de una viñeta. Ese es el gran valor del cómic. Una película tiene que esforzarse mucho para darte lo que le dé la gana, tampoco es fácil que la escritura lo logre tan instantáneamente como un cómic. La viñeta es la forma más barata, sencilla y directa de hacer lo que quieras. El único lugar donde todo es posible y está al alcance de todos hacerlo. No hay que ser Velázquez -aunque no falta quien cree que sí.

En semanas anteriores, esta columna ha tratado tebeos como 'Érase una vez en Francia'. Toda una serie de época, drama bélico con intriga, mafia y todos los ingredientes de las historias inmortales. O 'Scalped', un noir ambientado en reservas indias y sus negocios de juego. También existen cómics con valor periodístico, como los trabajos de Guy Delisle o Joe Sacco, aunque aquí comentáramos hace poco a Zograf que pudo dar un testimonio de cómo vivió la guerra de Kosovo la parte serbia que no mostraba la propaganda de Milosevic y de la que no se preocuparon la mayoría de medios occidentales por tratarse de "los malos".

Pero si por algo merecen la pena las viñetas, no es por la reproducción pueden llevar a cabo de otros géneros o formatos, o su encarnación, sino por el aspecto que menos se puede trasladar: la introspección. Cuando alguien se sienta ante su mesa de dibujar y vuelca sin filtros todo lo que tiene en el coco.

Pensamientos íntimos, oníricos, razonamientos impúdicos que de otra forma no te atreverías a contar. A veces solo en ráfagas, que podrían ser conversaciones confidenciales con una amistad entre copazos, y en otras se ha llegado a establecer todo un formato autobiográfico que incluso empieza a cansar.

No obstante, ese no es el caso de los tebeos de Julie Doucet que ha llegado a mis manos esta semana. Con el título de su nombre y el aséptico subtítulo de 'Comics 1986-1993' (Fulgencio Pimentel, 2015) este tomo reúne la primera parte de su obra completa. Un estilo tan característico y personal que puede titularse sencillamente con su nombre.

Los trabajos recopilados son los pertenecientes a su fanzine 'Dirty Plotte' (Chocho macarra, en una traducción aproximada -también podría ser sucio, malhablado, poco de fiar, explica la autora en la introducción) que empezó a dibujar a finales de los 80. Como le gusta a los emprendedores y triunfadores del mundo de los negocios, lo hizo comenzando de cero. Sin más arma que su rotulador, papel, grapas y una fotocopiadora.

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo